domingo, 31 de agosto de 2014

OCTAVA ENTREGA DEL ENSAYO CRÍTICO SOBRE LA PAZ


ENSAYO CRÍTICO SOBRE LA PAZ

Escrito por:

Teniente Coronel Edgar Alejandro Lugo Pereira

Especialista en Historia Militar

OCTAVA ENTREGA

Sin embargo, la paz, refiriéndome a las potencias económicas y militares del orbe, en la actualidad, se han venido asegurando escenarios más o menos convenientes para sus intereses de dominación global, no sin antes solidificar alianzas políticas que a menudo son impuestas a Estados que fungen como lacayos, y que proporcionan elementos básicos para facilitar las operaciones mas allá de sus fronteras, sin importar las consecuencias que a futuro se presenten.

La paz es y será siempre conquista y realización humana y es el hombre a través de actos de iluminación, desprendimiento, sacrificio y entrega, que lograra consolidarla y mantenerla vigente en el tiempo, poniendo en ella su voluntad creadora para impregnar a las generaciones futuras comprometiéndolas a aceptar el reto de la paz y partiendo desde ese punto, continuar luchando para mantenerla vigente.

El dinamismo de la paz trae consigo muchas implicaciones, dudas y vacilaciones pero también es verdad, que la integración mancomunada de esfuerzos ciertamente nos llevara a avanzar por los caminos de la paz. Sufrimos día a día la trágica falta de ella, sentimos la urgencia de ponerle remedio a esta falta, aun sin solución, y es aquí donde se presentan los fracasos que alimentan al tema tratado, sin embargo no serán vanos los esfuerzos que impulsemos constantemente  en pro de alcanzarla, no importaran las frágiles obras que se realicen en búsqueda de la paz, hay que entrarle de frente y con compromiso para desmontar las estructuras impuestas de la cultura de la muerte, que se pretende hacer creer necesarias para mantener funcionando el sistema de vida planteado para toda la humanidad.

La paz para el hombre tiene doble faz, la primera tiene que ver con su estado anímico y su predisposición a aceptar cambios, favorables o no, a sus expectativas pero recibiendo estos cambios con tolerancia y en consecuencia a actuar y obrar en nombre de ella.

La segunda está directamente relacionada con el impacto que generara en el entorno, la imposibilidad actitudinal de aceptar los cambios drásticos que no le favorezcan sus expectativas, y en      desacuerdo con las consecuencias, obrar beligerantemente,  recurriendo a la violencia, pasiva o activa, negando a reconocer su debilidad y por ende su derrota.

El concepto de la paz en el mundo occidental, es antagónico con respecto al del mundo oriental, en lo filosófico, político, religioso e inclusive moral. Son visiones de una idea diferenciadas por la comprensión particular de la vida misma, de allí el enfrentamiento histórico entre oriente y occidente por imponer su visión de la paz, en el marco de la dominación del hombre por el hombre; con altas cargas de dogmas religiosos para justificarla. A su vez podemos plantear estos cuestionamientos:

ü ¿Que no se hace por sexo?

ü ¿Qué no se hace por dinero?

ü ¿Qué no se hace por el poder?

He aquí el dilema de la comprensión de la paz, estos cuestionamientos perturban la conciencia del hombre, creando en la humanidad y en la mente de los pueblos apartados de la riqueza confiscadas por los poderosos, falsas expectativas y espejismos que hacen fracasar las vidas de cientos de miles de personas diariamente, postrando la conciencia y desintegrando las esperanzas de estar en paz, abriendo las puertas de la ansiedad y la angustia que promueven la violencia, si esta no es controlada los más desposeídos, se vuelven objetos de explotación y la competencia desmedida por obtener su plusvalía, los convierte en víctimas de la barbarie que se antepone a la compasión por nuestros iguales.

…“Puede dejarse a un lado la cuestión de si esta satírica inscripción, escrita en el rotulo de una posada holandesa en el que habían dibujado un cementerio, interesa a los hombres en general, o a los jefes de Estado en particular, que no llegan nunca a estar hartos de la guerra, o exclusivamente a los filósofos, que anhelan ese dulce sueño”[1]

Continuará…




[1] Kant, I. La Paz Perpetua, refiriéndose el autor al fenómeno de la paz y su significado. Editoriales Tecnos, pág. 3.

FOTOS DE MI VISITA A LA EMBAJADA DEL ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA Y FIRMA DEL MANIFIESTO INTERNACIONAL EN DEFENSA DE LA PRESERVACÍON DE LA PACHA MAMA.



martes, 26 de agosto de 2014

Artículo publicado en la edición número 42 de la Revista Ámbito Cívico Militar, órgano divulgador del conocimiento histórico, técnico-cívico militar del Comando Estratégico Operacional “C.E.O” de la Fuerza Armada Nacional de la República Bolivariana de Venezuela.


1821

193 años de la Batalla de Carabobo
 
Escrito por:
Teniente Coronel Edgar Alejandro Lugo Pereira
Especialista en Historia Militar
 
“Esta maldita Guerra de España fue la causa primera de todas las desgracias de Francia. Todas las circunstancias de mis desastres se relacionan con este nudo fatal: destruyó mi autoridad moral en Europa, complicó mis dificultades, abrió una escuela a los soldados ingleses... Esta maldita guerra me ha perdido...”.

Esta confesión de Napoleón Bonaparte, recogida en el Memorial de Santa Helena,[1] durante su exilio en la Isla de Santa Helena, está referida a la Guerra de Independencia española, ocurrida entre 1808 a 1812, y encabeza nuestra exposición sobre la Batalla de Carabobo.

Lo haremos con palabras cargadas de emoción patriótica y revolucionaria ante esta gran comunidad de lectores de la Revista Ámbito Cívico Militar, enfatizando en nuestro planteo una verdad innegable apadrinada por los hechos históricos, al cumplirse el Centésimo Nonagésimo Tercer Aniversario de la Batalla de Carabobo.

¡Gracias Napoleón Bonaparte, gracias, mil gracias…!

Por invadir al reino de España en 1808 y haber estimulado fervorosamente a nuestros hombres y mujeres américo-meridionales, para definir definitivamente el arduo camino de nuestra lucha por la emancipación absoluta de toda dominación imperial, venga ésta de donde venga.

Hay que reiterar con la mayor energía que la libertad e independencia son la herencia que debemos preservar. Nuestros enemigos están allí, en espera de mostrarnos débiles, en espera que la corrupción debilite nuestra empresa revolucionaria, en espera que nos corrompamos con los vicios de las viejas prácticas burocráticas; en fin, en espera que nos perdamos irreversiblemente.

Todo esto nos obliga a ser enfáticos y muy responsables, respecto a que nuestro mayor escudo y mayor fortaleza están precisamente sustentados en cultivar la memoria histórica de la venezolanidad, de nuestra ciudadanía. Es la única forma que existe para condonar las viejas prácticas hegemónicas neocoloniales que pretenden ajustarnos una correa al cuello republicano y asfixiarnos paulatinamente, engañándonos bajo un manto de frivolidad, de consumismo irresponsable y de espejismos de basura globalizante.

Para ello vamos a sumergirnos necesariamente en nuestro pasado, pues quizás allí estén las respuestas que tanto ansiamos, para poder construir una comunidad con justicia social, una democracia más racional y republicana; en fin, un pueblo más consustanciado con su progreso indetenible hacia la conquista de su integridad moral, ética y revolucionaria.

Una plataforma fundacional

El Libertador, luchando desde la arena del discurso en la asamblea instalada en Caracas en enero de 1814, manifestaba el deseo de consolidar la unión política en primera instancia, para poder asumir el mando militar y preparar la defensa militar.

“Anhelo por el momento de trasmitir este poder a los representantes que debéis nombrar, y espero, ciudadanos, que me eximáis de un destino que alguno de vosotros podrá llenar dignamente, permitiéndome el honor a que únicamente aspiro, que es el de continuar combatiendo a vuestros enemigos; pues no envainaré jamás la espada, mientras la libertad de mi patria no esté completamente asegurada”.

Los intereses coloniales, sin embargo, equipaban con armas y municiones a los contrarrevolucionarios gracias a los servicios de buques estadounidenses, contrabandistas y piratas de poca monta, muchos de éstos auspiciados desde La Florida y Puerto Rico, trayendo como consecuencia el fortalecimiento de las acciones militares enemigas que pretendían hacer mella en el Ejército Libertador.

Éste era el escenario presente para el año de 1821. Bolívar y su Estado Mayor, mantenían una sincronización perfecta en la toma de decisiones que los condujera a consolidar su posición política y militar. No obstante, hay que decirlo responsablemente, había líderes muy importantes que querían navegar en otras corrientes y no precisamente en abrazar la causa de la justicia social y de la igualdad social y económica; es más, deseaban con fervor colonial que el proyecto emancipador de Bolívar no pudiera consolidarse. Ya sabemos hoy en día, cuáles eran las razones de ese proceder, pero también sabemos fehacientemente que ésas son las mismas razones y las mismas pretensiones con las que se está agrediendo con ferocidad a la nueva independencia venezolana del siglo XXI.


Acción estratégica magistral

La batalla final en la Sabana de Carabobo, luego de la ruptura del armisticio ocurrida el 28 de abril de 1821, fue precedida por un extraordinario juego de maniobras extremadamente planificadas y con una velocidad de ejecución impredecible para ser detectada por el enemigo. Se desplazó así a miles de patriotas en una operación estratégica de concentración de masa y convergencia, para generar la fuerza necesaria y poder desarticular los elementos realistas que confiados en su entrenamiento y experiencia, esperaban destruir al Ejército Libertador, en una zona de matanza predefinida con mucha antelación por el Estado Mayor del Mariscal La Torre. Lo que no previó el comandante español fue que el General Bolívar, iba premeditadamente a empeñar dos de sus mejores unidades combatientes, identificadas como la Legión Británica y el Batallón Bravos de Apure, en una maniobra táctica militar denominada fijación frontal, mientras definía en ese momento, dónde desequilibraría el dispositivo defensivo de La Torre, con un masivo ataque de caballería comandado por José Antonio Páez, para penetrarle por el flanco más débil que el dispositivo realista presentase.

Pedro Tomás de Córdova, subordinado de La Torre, reportará en el parte de la batalla:

“Nuestra pérdida es la de dos Gefes, 43 Capitanes, 77 subalternos 2.786 Sargentos, Cabos y Soldados […], sin poderse clasificar los muertos, heridos, prisioneros y extraviados, por no habernos detenido en el campo…”.[2]

Al final las fuerzas patriotas tomaron victoriosas el campo de batalla, dejando los realistas aproximadamente 1.500 fusiles, 7 piezas de artillería, todos los parques y cajas de guerra, estandartes realistas, entre otros pertrechos y avituallamientos.

Las bajas del Libertador Simón Bolívar en el campo del honor fueron entre 200 y 400 muertos y heridos, pero las mismas se vieron reflejadas con dramatismo en la oficialidad, debido principalmente al arrojo y valentía como condujeron la maniobra, llevando a las tropas hacia los objetivos planteados en la táctica diseñada por el Estado Mayor de Bolívar. Manuel Sedeño, Ambrosio Plaza, Thomas Ilderton Ferriar, Pedro Camejo, el Negro Primero, entre otros, ofrendaron su vida. Hasta su perro de raza mucuchíes de nombre “Nevado” que le fuera obsequiado al Libertador tras su paso por los Andes merideños en mayo de 1813 durante la magistral ejecución de la “Campaña Admirable”, murió en ese campo, y muchos otros fueron heridos gravemente.

“Honor y gratitud eterna a nuestros héroes” muchos olvidados, pero hoy serán recordados y recuperados, para que la memoria colectiva de un pueblo agradecido, rinda los honores de su triunfo eminente.

Esta victoria trajo como consecuencia, que las fuerzas realistas quedaran desarticuladas por completo, dándoles un respiro a los patriotas en su proceso de reconstitución como una unidad hegemónica muy superior a las tropas que se les oponían.

Lo que marcó  este período histórico venezolano lleno de tanta ignominia fue la extrema exacerbación de los odios raciales y sociales, herencia terrible consecuencia de 300 años de desigualdades, crueldades y discriminación alevosa y criminal impuesta por un régimen colonial feudal y ortodoxo, que no comprendía que su dominación estaba a punto de colapsar y con ello la caída de un entramado de leyes, normas, tradiciones y costumbres que eran imposibles de sostener más tiempo. Los pueblos reclamaban espacios para desarrollarse y el proceso de mestizaje propio de esta tierra venezolana, se presentó de una forma inédita en comparación con otras latitudes americanas. De allí podemos inferir la venezolanidad como: un gentilicio lleno de un espíritu contestatario e inflexible cuando de libertad se trata.
 
Proyección y contingencia actuales

Remontándonos a nuestra época, en la actualidad vivimos en un proceso definidor de la verdadera independencia nacional, y hemos sufrido la arremetida incuestionable de elementos antirrevolucionarios, que nos han hecho mucho daño. Pero más allá de sus efectos, vemos con estupor que son nuestros los venezolanos que caen en el campo de honor de las reivindicaciones políticas, sociales y económicas, mientras que hay otros venezolanos que le hacen el juego macabro a intereses de grandes corporaciones transnacionales que siempre han acariciado la idea de fragmentar la patria en pedazos para ser subastada al mejor postor, en detrimento de las poblaciones y sus recursos naturales.

 ¡Eso jamás lo deberemos permitir! Hay que cultivar la memoria histórica de los pueblos y veremos que ninguna idea torcida y trastocada por tecnócratas piratas y faltos de humanidad, le echarán mano a nuestra patria venezolana.

Actualmente existe la imperiosa necesidad de consolidar la única e inmarcesible idea de masificar el estudio de la historia cívico-militar a todos los niveles educativos como base fundacional del fortalecimiento de la defensa integral, pilar necesario e insustituible para garantizar la seguridad, la paz y la integridad soberana de nuestra patria Venezuela. Este hecho es único en la historia del país, y el impacto que tendrá se hará notar de inmediato al contar con divulgadores de la historia patria preparados y consustanciados con la médula histórica de la nación, la cual nació precisamente en el crisol de razas y en los campos de batalla a lo largo y ancho de nuestra geografía y los espacios acuáticos, y en especial en el inmortal Campo de Carabobo, cuna de la libertad venezolana. Son 193 años imposibles de ser olvidados.

Celebramos junto al venezolano como una totalidad inseparable esta inmarcesible fecha, como uno de los más grandes acontecimientos cívicos y militares que abrirían la consolidación absoluta de la libertad venezolana. Carabobo vio nacer la patria.

Cuando en el Estado Mayor se le preguntó al General Bolívar antes de batirse con las fuerzas realistas comandadas por el Mariscal La Torre el 24 de junio de 1821, ¿por qué Carabobo?,  su respuesta fue lapidaria y contundente:

 “Fue en esta sabana, donde hace siete años vencimos a los españoles”. Las cosas para hacerlas bien, hay que hacerlas dos veces, la primera siempre enseña a la segunda.

 
* Especialista en Historia Militar.

 

[1] El Memorial de Santa Helena fue escrito por el conde Emmanuel de Las Cases (1766-1842) y constituye un  registro de las memorias de Napoleón Bonaparte. Las Cases recogió todos esos testimonios, mientras Bonaparte estuvo prisionero en la minúscula isla de Santa Helena, en el Atlántico Sur.
[2] Pedro Tomás de Córdova, citado por Tomás Pérez Tenreiro: Don Miguel de La Torre y Pando. Relación de sus Campañas en Costa Firme 1815/1822, Edición publicada por el Ejecutivo del Estado Carabobo en el Sesquicentenario de la Batalla, Valencia, 1971, p. 409.

SÉPTIMA ENTREGA: ENSAYO CRíTICO SOBRE LA PAZ


Escrito por:

Teniente Coronel Edgar Alejandro Lugo Pereira

Especialista en Historia Militar

SÉPTIMA ENTREGA

Es precisamente esta consecuencia, que paradójicamente ha dado un fruto: La amoralidad. Es por ello que la restauración de los valores morales es indispensable para que el hombre alcance un desarrollo integral que mantenga equilibrado su estado interior (conciencia en paz) con su estado exterior (integración en paz).

Es conveniente establecer los elementos que constituyen y hacen posible hacer realidad la paz y por ende ser sus protagonistas, un fenómeno hoy en día tan deseado pero tan inobservado por la desmaterialización del hecho mismo de vivir en paz y armonía, el sistema económico impuesto a partir del inicio de la revolución industrial y la creencia falsa, que las maquinas harían mas felices a los seres humanos, fue una panacea. Era necesario esclavizar al hombre al lado de su artefacto mecánico, para sacar el máximo rendimiento de su producción, haciendo inviable una sociedad utópica al estilo Roussesiano.

Para ello debemos manejar tres elementos fundamentales que constituyen en sí misma la paz:

ü Naturaleza de la paz.

ü Condicionamiento de la paz.

ü Origen sobrenatural de la paz.

         ¿Dónde nace la paz?: En el bienestar colectivo y en la justicia social, es la práctica constante del bien común para todos, sin justicia, no puede sobrevivir la paz.

         Muchas personas se oponen a esta máxima, por ello, es que la paz es sacrificada en nombre del desarrollo de la humanidad.

         ¿Por qué seguimos fieles a la creencia que solo el progreso traerá paz y bienestar?

         La paz apunta al bienestar colectivo de la humanidad, ella en si misma trae una dinámica inagotable e ineludible, que equilibrara tarde o temprano  la naturaleza de los pueblos, intoxicados por tantos odios y modelos anti naturales, llenos de falsos convencionalismos que nos han hecho creer, que son males necesarios y debemos a aprender a vivir con ellos. Nada más alejado de la verdad.

         ¿Cuál es la verdadera causa existencial que de raíz, cancela la paz?

         La paz no la cancela la guerra, ni la carrera armamentista, ni los conflictos internacionales. La paz la cancela la ambición y la fragilidad humana, que no logra mantener sus convicciones para luchar por ella ¿Entonces porque no vivimos en paz?

         Porque la condición para lograrlo,  es generar el compromiso y la mutua confianza entre los pueblos y derrumbar progresivamente la tendencia histórica de imponer el terror por la fuerza de las armas a los pueblos, despreciando sus conciencias más débiles. La paz no se puede condicionar, generalmente cuando buscamos imponer la paz, basamos esta bajo el poderío de la amenaza de las armas lo cual es un mal precedente, recordemos “El Tratado de Versalles”[1]

         Otros aspectos que hay que enumerar y que condicionan a la paz son los siguientes:

Para bien de la paz.

ü La seguridad de las personas.

ü El respeto a la dignidad de los pueblos.

ü El ejercicio de la fraternidad.

ü La mutua confianza entre los pueblos.

En contra de la paz.

ü El terror de las armas.

ü La discordia entre los hombres.

ü Las injusticias y desigualdades económicas.

ü El deseo de dominio y desprecio por el ser humano.

ü La envidia, la desconfianza, la soberbia y demás pasiones egoístas.

ü Los sentimientos de hostilidad, menosprecio.

ü Los odios raciales.

ü La Xenofobia.

ü Las ideologías obstinadas (religiosas, políticas y anarquistas).
 
El origen sobrenatural de la paz está condicionada bajo la premisa de la percepción particular o grupal de los seres humanos que la invocan, tiene una pesada carga distribuida entre lo espiritual-religioso-esotérico, que escapa a toda comprensión, sin embargo cuando una persona entra en comunión con la paz, se observan grados de concentración que científicamente podrían catalogarse como inexplicables. ¿Es esta carga sobrenatural que tiene la paz, que obliga incluso a matar por ella?

… “No existe un concepto universal de la paz. Esta es una de las dificultades que surgen al intentar una aproximación al tema”[2]...

Hay que configurar la historia del mundo hacia un destino absoluto de paz, y esa aspiración deberá mantenerse firme apuntando ineludiblemente hacia un proceso de integración de los pueblos, fortaleciendo la paz como medio de resolución de los conflictos y como elemento disuasorio ante la materialización de la amenaza,  cualquiera sea su procedencia.
Continuará...





[1] Tratado de paz firmado al final de la I Guerra Mundial, que oficialmente puso fin al estado de guerra entre Alemania y los países aliados. Fue firmado el 28 de junio de 1919, en el Salón de los Espejos del Palacio de Versalles, y  significo la humillación y denigración al pueblo alemán, lo que conllevo años después al surgimiento del Nacional Socialismo liderado por Adolf Hitler, arrastrando al mundo a la II Guerra Mundial.
[2] Laguna Francisco. “Paz y desarme en razón y fé”, 1991, pág. 482.

sábado, 23 de agosto de 2014

PREGUNTA DE VALENTINA AL TENIENTE CORONEL EDGAR LUGO

¿Quién le otorgaba los ascensos militares a Bolívar?
 
Respuesta a Valentina.
 
No es tan complejo como la gente pudiera pensar, pero te voy a dar una aproximación histórica  como era.

Para empezar hay que dirigirnos a la fuente de todo el proceso de formación e identidad militar para los consiguientes 300 años de ocupación que sufrió el continente américo- meridional y sus pobladores.
 
"Las Ordenanzas Militares Españolas".
 
Estas leyes fueron impuestas por el aparataje militar español y perfeccionadas a lo largo de los 3 siglos de ocupación, para conformar un entramado de normas y procedimientos de carácter ortodoxo y feudal, que les permitieron  subyugar con relativa facilidad a las poblaciones y a su vez comprometer a una clase social “Españoles Peninsulares” y sus descendientes denominados “Blancos Criollos” para ejercer un férreo control militar sobre todo lo que se producía, comerciaba, se criaba o se esclavizaba. El resto de las clases sociales existentes simplemente, no contaban.  A eso me refería en líneas anteriores al carácter ortodoxo y feudal de la conquista española, caso muy diferente al de la conquista, británica, portuguesa, francesa y holandesa.
 
En relación con la pregunta subyacente. Simón Bolívar fue presentado a los 14 años de edad a formarse militarmente en el Batallón de Milicias de Blancos de Infantería de los Valles de Aragua, unidad militar fundada por su padre el Coronel Juan Vicente Bolívar, ubicada en la región centro norte costera de la Capitanía General de Venezuela para 1797.
 
En un artículo publicado por mí en la edición número 26 del mes de junio de 2011 de la Revista Ámbito Cívico Militar, órgano divulgador del Comando Estratégico Operacional “C.E.O” de la Fuerza Armada Nacional, hago referencia a este acontecimiento:
 
Dada las razones antes expuestas; Simón, inicia su vida militar el 14 de enero de 1797, ingresando al Batallón de Milicias de Blancos Voluntarios de los Valles de Aragua “El cadete Don Simón de Bolívar, su edad 14 años, su país Caracas, su calidad ilustre, su salud buena, sus servicios y circunstancias los que se expresan” . Según documentos que reposan en el Archivo General de Simancas, se describe cuantitativa y cualitativamente las características del joven Simón como alumno desde su ingreso hasta finales de diciembre de ese año.
 
Allí Simón transcurriría su tiempo, perfeccionando las letras, matemáticas, dibujo topográfico, física, filosofía y las destrezas militares conocidas (Esgrima, equitación y uso de las armas de fuego convencionales, con la finalidad de formar militarmente al futuro hombre de armas que estaría al servicio de su Majestad el Rey Carlos IV. El 04 de julio de 1798, como se estipulaba para la época, la designación de cargos en el orden militar, y según despacho real firmado por el Rey de España, se le confiere al cadete Simón el grado de Subteniente de la Sexta Compañía del Batallón de Milicias de Infantería de Blancos de los Valles de Aragua “Por cuanto he nombrado subteniente de la Sexta Compañía del batallón de Milicias de infantería de Blancos de los Valles de Aragua a don Simón de Bolívar, cadete de dicho cuerpo” .

No es hasta el 26 de noviembre de 1798, que este despacho fue registrado en la ciudad de Caracas, debido al largo viaje que le tocaba hacer tanto a pasajeros como a sus bienes y comunicaciones, al navegar el Océano Atlántico desde España a la Capitanía General de Venezuela, sometiéndose a grandes riesgos ocasionados por la naturaleza, así como también por los constantes ataques y abordajes propinados por piratas, corsarios y filibusteros, que saqueaban estos navíos, por lo que era obligante viajar en convoyes para protegerse de estas amenazas a la navegación.

Una vez llegado el despacho firmado por el Rey de España a Caracas, le correspondió al Capitán General de la Provincia de Caracas, dar la orden para que el cadete Simón Bolívar, tomara posesión de su grado militar y a su vez se le participara a la Contaduría Principal sobre esta disposición “Se le asistirá con el sueldo que a los demás subtenientes de Infantería de las tropas regladas, en consecuencia de lo que tengo resuelto”.

Durante 11 años, 11 meses y 17 días, Simón Bolívar, sirvió bajo las órdenes del Batallón de Milicias de Infantería de Blancos de los Valles de Aragua, donde alcanzaría el 16 de diciembre de 1802, el grado de Teniente, según su hoja de servicio donde solo establece que ha servido exclusivamente en ese Batallón. “Regimiento donde ha servido: En este Batallón” . Además en la misma se deja asentado, que para la fecha el Teniente Bolívar no había participado en campañas y acciones de guerra, pero que su valor se suponía, dándole su visto bueno José Oliva y el Marqués del Toro firmantes de la hoja de servicio. Fin de la cita.
 
Para Abril de 1810, luego del golpe de Estado propinado por la clase económica dominante al Capitán General Vicente Emparan, es que Simón Bolívar para ese entonces Capitán de Milicias, tomará relevancia, no obstante por su valor militar, que para ese entonces era prácticamente desapercibido, pero para la clase poderosa controlando el poder político, si tenía una importancia quizás hasta estratégica, ya que era dueño absoluto de una fortuna inconmensurable catalogada hoy en día como la más cuantiosa que había en América y con un hombre bien dispuesto a gastarla para defender sus ideales.
 
Cuando se designa a mediados de junio de 1810, la comisión que viajaría a Londres a buscar el apoyo de los británicos, en contra de los españoles, el nombre que surgió de inmediato para esta cuenta diplomática después de Andrés Bello y Luis López Méndez, fue sin duda el Capitán Simón Bolívar, quien a la postre la financiaría completamente. Y para darle un mejor maquillaje al jefe de la comisión, La Junta Preservadora de los Derechos de Fernando VII le conferiría el grado de Coronel. La lógica diplomática imponía. Era mejor negociar con un Coronel que con un Capitán.
 

Posteriormente los siguientes grados militares serian ganados claramente y sin ninguna duda en el campo de batalla y por aclamación popular y otorgados por la autoridades patriotas en actos públicos y notorios de los cuales se cuenta con suficiente historiografía para garantizar su certeza e importancia histórica.