lunes, 19 de octubre de 2015

Evolución de las comunicaciones en la época colonial y durante la guerra de emancipación americana


PROCESO DE LAS COMUNICACIONES Y LA PRENSA DURANTE LA COLONIA Y LA GUERRA DE EMANCIPACIÓN AMERICANA

Escrito por:

Teniente Coronel Edgar Alejandro Lugo Pereira

Especialista en Historia Militar

Antecedentes históricos

El proceso de ocupación y sometimiento imperial ocurrido a partir de 1492 en toda la geografía del continente precolombino, posteriormente bautizado “América”, conllevó una dinámica en la praxis muy parecida en todas las retenciones territoriales. Asegurarse un buen puerto como cabecera de playa y posteriormente ir ocupando la comarca a medida que las marchas de los conquistadores españoles, portugueses, franceses, holandeses y británicos subyugaban a los pueblos nativos que por centurias habían convivido en su entorno natural en un extraordinario equilibrio, permitiéndoles desarrollar grandes conglomerados urbanos en una  línea de tiempo bastante extendida en contraposición a la cultura europea, que encadenaría y destruiría por completo toda la sabiduría ancestral de esos pueblos extraños que jamás pudieron entender y mucho menos comparárseles y ante el temor de lo segundo, simplemente los anularían.

Lo que más genero temor en los europeos conquistadores de estas sociedades precolombinas, era la capacidad de los nativos para comunicarse, sin el uso de un lenguaje escrito o código de alguna especie, podían enviar instrucciones y encomiendas a lo largo y ancho de sus territorios, lo cual complicó el proceso de conquista por casi cien años. Sin embargo, la depresión psicológica de los nativos producto de la sensación generada colectivamente por la creencia de que sus dioses y deidades los habían abandonado y sumándole enfermedades como la viruela y todas las generadas por transmisión sexual, junto a gripes desconocidas para ese entonces en el continente, terminaron de someter a millones de seres humanos bajo la égida de un proceso de asimilación cultural indetenible.

Los conquistadores europeos y los hechos fácticos de su proyecto de dominación obraron a favor de su causa, solo tuvieron que esperar que los acontecimientos fueran desarrollándose para ver completada la aniquilación de todas las sociedades ancestrales opuestas a la marcha de su progreso alienante.

Una vez consolidado el proceso de asimilación cultural, en el caso particular de los españoles, se dedicaron a establecer por medio de la implementación de ordenanzas reales, la organización de las postas, correos y encomiendas que avanzarían a lo largo y ancho de sus posesiones de ultramar, con el objetivo fundamental de mantener informadas a las autoridades destacadas en esos territorios de la buena marcha de los asuntos imperiales en la colonia, para ello se usaban las estafetas, así le llamaban a los hombres que a pie o a caballo y si las condiciones de los caminos lo permitían usaban carromatos que iban generalmente custodiadas por unidades de escoltas militares, cuya responsabilidad era proteger las personas, documentos y mercaderías trasladadas de una población a otra, y su fin último, era llegar a las fortalezas militares ubicadas en los puertos para ser embarcadas vía marítima a la península ibérica y puertos europeos.

Esta organización implementada a través de las ordenanzas españolas, fortalecería la capacidad de comunicación y contribuyo definitivamente a consolidar el vasto imperio español en América, en algunos casos, sobre todo en la cordillera andina, adaptaron sus correos a los sistemas que utilizaron los Incas (Los Chasquis) para facilitar que las comunicaciones llegaran a las diversas posesiones coloniales ubicadas en tan abrupta geografía.

A partir de la primera mitad del siglo XVIII, se presenta en la Provincia de Venezuela, autorizada por el Rey Carlos III, la Compañía Guipuzcoana, que lograría a través de la regencia absoluta del comercio en el territorio, el mejoramiento de las ordenanzas de postas, correos y encomiendas, desarrollando este servicio para garantizar la salida de los productos al comercio exterior y generar ganancias importantes tanto a la corona española y los terratenientes dueños del sistema de explotación esclavista imperante de la época en todos los territorios coloniales de ultramar.

No obstante, la fortaleza de su sistema de comunicaciones fue sin duda alguna el correo marítimo, evitaban a toda costa que las mercaderías y provisiones fueran expuestas al robo y el pillaje de los asalta caminos y la casi inexistencia de rutas adecuadas para su traslado, privilegiaban la navegación de grandes convoyes, para evitar de igual manera, a los piratas, corsarios y bucaneros que azotaban estas concentraciones de barcos, para robar el producto del saqueo español en tierras americanas.

Esto imperó a lo largo de todo el proceso de asimilación colonial española, hasta principios del siglo XX, cuando las nuevas tecnologías, leyes internacionales rectoras de la navegación, la definición de los Estados nacionales y la demarcación de las fronteras en  aguas marinas y submarinas, eliminó este tipo de prácticas, presentándose solo, en conflictos bélicos como la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

La prensa y la guerra de emancipación americana.

Durante el proceso de emancipación, caso particular de la Capitanía General de Venezuela a partir del 24 de octubre de 1808, se presenta oficialmente, la primera imprenta conocida como “La Gaceta de Caracas” único órgano de noticias autorizado para informar acontecimientos bajo la censura de las autoridades realistas, que podían ser de dominio público, aunque circulaban otros impresos panfletarios que llegaban de contrabando por las Islas del Caribe, con la finalidad de causar confusión argumentando para ello los efectos revolucionarios de la ocupación napoleónica de Europa y la necesidad de declarar la independencia americana. El Generalísimo Francisco de Miranda en sus dos incursiones fallidas de 1805 y 1806, traía consigo una imprenta. Él estaba consciente del efecto que tendría la divulgación de ideas de libertad, igualdad y fraternidad en las poblaciones de la provincia colonial venezolana para sumarlas a su causa patriota.

Simón Bolívar a partir de 1810, cuando regresó de Londres, donde acudió como comisionado de la Junta Suprema Defensora de los Derechos de Fernando VII, e influenciado definitivamente por las ideas libertarias albergadas en su corazón gracias al Generalísimo Francisco de Miranda, ya abrigaba la esperanza de fundar un periódico, para lo cual compró una imprenta, ubicándola en su casa de la esquina de Las Gradillas. Posteriormente refiere la obtención de una imprenta en Haití, antes de comandar la Expedición de Los Cayos en 1816, donde menciona la creación de un periódico en tierra firme. Sería posteriormente conocido como El Correo del Orinoco opositor tenaz en la  lucha en contra de la Gaceta de Caracas controlada por realistas.

Destaca la carta enviada por Bolívar a Fernando Peñalver, a quien solicita: “Mándeme Vd. de un modo u otro, la imprenta, que es tan útil como los pertrechos”, mencionando además el hecho de que en sus campañas por el Alto Perú siempre llevaba en los lomos de una mula una imprenta, en la cual publicó El Centinela en Campaña y muchos decretos y manifiestos.

Se mantuvo en vigencia el Real Sistema de Ordenanzas de Postas, Correos y Encomiendas, una vez que los movimientos revolucionarios emancipadores triunfaron. En Venezuela se favoreció el surgimiento de una serie de periódicos entre los destacados están: El Semanario de Caracas (1810-1811), El Patriota de Venezuela (1811-1812), El Mercurio Venezolano (1811), El Publicista de Venezuela (1811), entre otros, todos adoptaron una línea política en defensa de la emancipación y contribuían a difundir órdenes e instrucciones así como a informar el estado de las encomiendas a lo largo de las postas a las cuales distribuían. Cabe destacar, que un gran porcentaje de la población venezolana para esa época conocía poco o nada el uso de la escritura y de las habilidades de la lectura, por lo que estas informaciones eran muchas veces manipuladas o no llegaban a impactar, facilitando el manejo del conglomerado social por las facciones competidoras por hacerse del poder.

La “era moderna” de la comunicación en Venezuela se inicia el 29 de mayo 1856, en el periodo de gobierno del General José Gregorio Monagas, con la introducción del telégrafo eléctrico, y cuya primera línea fue desarrollada entre Caracas y La Guaira, esto facilitó junto a la construcción del Ferrocarril Central, obra iniciada e impulsada por el General Antonio Guzmán Blanco, el proceso de modernización en Venezuela de las comunicaciones y al mismo tiempo y paulatinamente el derrumbamiento de los sistemas coloniales españoles regidores de esa materia.