Yo…Guaicaipuro
Tragedia y redención en 3
actos
Obra teatral escrita por:
Teniente Coronel Edgar Alejandro Lugo
Pereira
Especialista en Historia Militar
IAESEN,agosto,2016
Prólogo
I
Se cuentan muchas historias con muchos
cuentos sin verdad, y dentro de esos cuentos se esconden historias escritas por
demás, son tantas hipocresías que hacen creer a otros que son cuentos de
mentiras y hay muy pocos que piensan que esos cuentos en realidad, son verdades
históricas pero de verdad, verdad.
II
Nos han mentido hasta la saciedad, en fin,
no hubo nada que eso pudiera evitar, solo era la verdad lapidaria de otros
contándonos su historia para que pareciera real, total, no había nadie cuerdo
que defendiera nuestra verdad.
III
El espejismo incierto de la lucha por
la verdad, quizás mostrada sin acierto por hombres sin verdad, solo motivada
por una mentira real, con corona y laureles de la infamia y falsedad.
IV
Despertamos “sí” es una gran verdad,
para mostrar la lucha sin cuartel y sin piedad, que hemos tenido los nativos
por la tierra y por el pan, sacrificio y entrega dirían los demás, por la
Patria y la Bandera forjadores de libertad.
V
Solo nos queda recordar y honrar a
hombres y mujeres por igual, su sangre fue un sacrificio real, no un cuento
narrado por historiadores comerciantes sin verdad, solo nos vendieron una
historia irreal, sesgada, manchada, vil hasta la saciedad.
VI
Despertad, despertad, despertad, amado
pueblo despertad, es la hora de la verdad, marchemos juntos por los caminos de
lo real, en la búsqueda de la justicia y la igualdad, jamás deberemos mirar
atrás…
NARRATIVA
Según Luis Beltran Acosta en su obra:
“El Pensamiento Revolucionario del Cacique Guaicaipuro”, hablar sobre la
historia de Venezuela como colonia del reino de España y luego como República
independiente, sin reconocer la lucha liderada por “él”, es negar la propia
esencia libertaria del pueblo venezolano. No es posible estudiar la historia de
nuestro país, desconociendo la presencia de este gran Cacique.
Las enseñanzas de Guaicaipuro fueron
asimiladas por los españoles para completar la empresa colonizadora en el resto
de sus dominios en el continente y expandidas luego hacia la península ibérica.
De la misma manera, los patriotas emplearon las tácticas de combate de los
guerreros de Guaicaipuro, durante la gesta emancipadora. Su herencia táctica
sería pues, aplicada en los combates y poco tiempo después, ocultada ex profeso
por la historiografía convencional europea y criolla.
Para vincularnos con el entorno de la
obra que a continuación se presenta, debemos ubicarnos entre los años 1561 y
1562, en una zona geográfica en las cercanías de la cabecera del rio San Pedro,
la capital del estado Miranda, Los Teques y las estribaciones de Macarao y Las
Adjuntas, conocida popularmente como Caricuao al oeste de la ciudad de Caracas.
Todos los esfuerzos españoles para
conquistar el valle de Caracas, estaban enfocados a erradicar la resistencia de
las tribus Tekes y Caracas que se oponían a ser ocupadas en sus territorios y
evangelizadas por estas fuerzas militares. Para lograr el éxito de la empresa,
es enviado el Capitán Juan Rodríguez Suárez, reconocido como el fundador de la
ciudad de Mérida, hoy día capital del estado Mérida. Gran jefe militar de empecinado
carácter para lograr sus cometidos.
La historiografía en este periodo en
particular es bastante clara. Los jefes militares encargados de conquistar los
territorios, utilizarían métodos extremos para lograr sus metas, el
empalamiento era el más común, para enviar mensajes al resto de las poblaciones
nativas no domesticadas. Por ello, cuando el proceso español de dominación
territorial se dirige hacia el Valle de los Caracas, la resistencia de estas
tribus, Caracas, Tekes, los Araguas, los Maracayes, los Chaimas y los Mariches
y otras más provenientes del oriente del territorio, constituyen una alianza
tribal que mantuvo en jaque el proceso de conquista del territorio venezolano y
todo por la extraordinaria capacidad de liderazgo y habilidades autóctonas
militares del Gran Cacique Guaicaipuro.
En dos ocasiones Juan Rodríguez Suárez
fracasa al intentar eliminarlo, dando a entender que Guaicaipuro y su primitivo
concepto de nación y patria, llevaría un poderoso mensaje a las profundidades
de la historia americana. Los incas y los aztecas, sociedades técnicamente consideradas
superiores, cayeron bajo el dominio español muy fácilmente. Conquistar una
porción de territorio mucho menor en Venezuela, le costó a España, más de 20
años de esfuerzos militares, gracias a la bravura de este hombre sin parangón
histórico en su época.
PRIMER
ACTO
Sala totalmente oscura. Se abre el
telón, mesa central con un candelabro y muchos papeles. Desde el fondo entra el
Capitán Juan Rodríguez Suárez. Se acerca a la mesa con mucho coraje y con ambos
puños la golpea rudamente, su actitud es de mucha impotencia. Se acerca un
edecán en actitud rígida junto al sacerdote en actitud moderada.
Sonido de fondo redoble de batería.
Dialogo
JRS:
Ostia joder, por la Santísima Trinidad
os juro, que no daré descanso a nadie en esta comarca hasta tener la cabeza
clavada en una estaca de ese indio Guaicaipuro. ¡Por qué, por qué, deje el
fortín de San Francisco en manos de Mendoza! Perdí a mis tres hijos, lo perdí
todo, (es interrumpido por el sacerdote).
Sacerdote:
Hijo calmaos, serenaos. Dios y Jesús
nos dictan el correcto proceder (interrumpe JRS)
Dialogo
JRS:
¡Padre usted está loco! como vais a
consolarme con tan vacías palabras, donde estaba Dios cuando el salvaje
sacrifico a mis hijos, donde estaba Jesús, cuando las mujeres imploraban piedad
mientras eran asesinadas, no Padre, no habrá piedad, no espere que mis manos
obren en santa paz. Solo obedeceré a una sola razón, mi ansia por hacerme
justicia.
Dialogo
Teniente López:
Mi Capitán su dolor será mengua,
derrotamos en el combate de Catia al salvaje de Paramaconi, sin embargo los
baquianos informaron que está reuniéndose con Guaicaipuro para contratacar la
posición en Macarao, (interrumpe JRS)
Dialogo
JRS:
López…
Dialogo
Teniente López:
¡Ordene su excelencia!
Dialogo
JRS:
¡Organice todos los tercios! Quiero a
todos los hombres inmediatamente repuestos, envié al gavilán a caballo, por la
vía hacia el Tocuyo y pida refuerzos al Capitán Diego de Losada sin titubear. Es
la hora de tomar ventaja de esta calamidad, y padre le imploro, le exijo, pida
por mi alma, porque de esta no regresaré.
(Y tomando la espada en actitud de
venganza la esgrime hacia el cielo e invoca a los dioses de la guerra)
Dioses de la guerra, los antiguos y
los modernos, dadme la fuerza para empuñar de nuevo mi espada y hacer cumplir
el designio sublime de mi venganza, la muerte de mis hijos y el honor perdido
de mi corazón.
(JRS sale del estrado)
Dialogo
Sacerdote:
López ese hombre esta poseído por el
mal, ha puesto en duda la santidad de nuestro Dios Padre, esto no terminará con
bien, por el amor de Cristo y las Santas Escrituras que se apiaden de nuestras
almas (se hace la señal de la cruz y mira hacia el cielo)
Dialogo
Teniente López:
Jajajajajajajajaja (risas) ¡Joder Padre!,
a mí me enviaron a estas tierras a hacer el trabajo que el Rey nos encomendó,
pues déjele la piedad a los santos, mi espada se encargará de ponerlos en
camino hacia el cielo o hacia donde quieran escoger, total a quién le importa
estos salvajes, a quién ostias le importa.
El telón se
cierra violentamente.
Fin del
primer acto.
NARRATIVA
La figura de este inmortal caudillo
tiene saturación importante y definida. Al efecto, en la Historia de Sur América
escribió Lozano Díaz:
Guaicaipuro causó no pocos sin sabores
a los conquistadores españoles hasta el extremo de que la invasión de Lope de
Aguirre en 1561 estuvo a punto de tener consecuencias fatales para las tropas
de la corona española, pues Rodríguez, queriendo ir contra el corsario y
rebelde Aguirre, que había desembarcado en Borburata, tropezó en las montañas
de Las Cocuizas con las huestes de Guaicaipuro y fue destrozado y desbaratado.
Tal afirmación no puede ser más
exacta. Una y muchas veces, por su arrojo, por su pericia, por lo firme de su
voluntad puso Guaicaipuro en aprieto a las mejores compañías de soldados
venidos de España. Desde muy joven, con 18 años, supo imponerse, por su denuedo
y ánimo despierto, a los más valerosos aborígenes de su tribu, fue electo sin
vacilación, para defender la tierra que lo vio nacer. Los mejores capitanes
españoles caían ante la suspicacia del caudillo nativo y a la vez, sus fuerzas
se fortalecían con la adhesión de otras tribus que lo reconocían como soberano.
Su autoridad no era discutida por nadie. Inspiraba seguridad y respeto a
propios y sobre todo mucho temor a sus enemigos.
SEGUNDO
ACTO
Se abre el telón, en el centro del
escenario se encuentran Guaicaipuro, y Baruta, preparando los planes de la
siguiente maniobra militar. Sonido de fondo tambores de guerra.
Dialogo
Urquía:
(Entra presurosa al lugar de reunión donde
Guaicaipuro esta con su hijo Baruta.)
¡Guaicaipuro, Guaicaipuro! Paramaconi
manda a decirte que el Capitán español está marchando por la fila de la cocuiza
con muchos soldados para buscarte y juró tu muerte, por la de sus hijos. ¿Por
qué matar a mujeres y niños?
Dialogo de
Guaicaipuro:
Urquía amada te he escuchado, yo no
mandé a matar a esas criaturas, Paramaconi desobedeció la orden que le di. Ya
basta de sacrificar a inocentes.
Dialogo de
Baruta:
Padre ellos, los españoles, no han
tenido piedad con nuestras mujeres y niños. A las mujeres las violan, a los
niños se los echan a los perros de caza o peor aún, los empalan. Son hombres
crueles y merecen recibir el castigo de nuestros dioses.
Dialogo de
Guaicaipuro:
Sé que la guerra es cruel y nada
piadosa. Hace mucho tiempo atrás, vivíamos en armonía con la naturaleza, ella
nos entregaba su corazón y nosotros, tu pueblo, la cuidaba con esmero, pero
llegaron estos seres y esparcieron la enfermedad, el dolor y la destrucción por
todo el lugar, los ancianos ofrecieron la paz y que recibimos Baruta, que
recibimos, traición y destrucción.
Dialogo de
Baruta:
¡Entonces entregué de vuelta lo mismo!
¡Padre, padre! no tenga piedad, no podemos ser débiles, nuestra fuerza está en
el coraje. Es lo que evitará nuestra perdición y la derrota final.
Dialogo de
Guaicaipuro:
No quiero saber más de matar inocentes
por matar inocentes. No podemos convertirnos en los seres malvados como son
estos españoles, no importa las consecuencias. Nuestro pueblo no puede imitar
ese comportamiento, pero al español, al soldado, y en especial a ese Capitán,
con mis propias manos le derrotaré, le venceré y haré justicia a las víctimas
de su obstinada barbarie.
(Sale Baruta del escenario y entra Urquía,
quien se le va acercando lentamente lo abraza por detrás en señal de
solidaridad y de aceptación, luego lo suelta y dirige sus palabras hacia él)
Dialogo de
Urquía:
Amado hombre, amado por mí y amado por
tu pueblo, sé que la guerra es cruel y despiadada, que muchas veces no
entendemos porque sucede y mucho menos la aceptamos, somos hombres y mujeres
libres, nacimos libres en una tierra libre. Esta tierra nos lo da todo y
debemos respetarla ¿Por qué estos hombres quieren violentarla?
Dialogo de
Guaicaipuro:
Quieren sacarle la sangre a la
naturaleza, esa riqueza que nos da de comer, de beber, que nos cura y cuando la
utilizamos mal, nos enferma, observa Urquía, ellos están enfermos de poder,
están enfermos del alma, ellos llegaron con la puesta del Sol, ellos no nos
entienden, son la oscuridad, en cambio nosotros somos hijos del alba, hijos de
la luz y por eso tenemos que luchar, para que la luz que nos ilumina a todos,
incluso a esos españoles, no se apague, porque de apagarse, este mundo morirá
de tristeza y melancolía.
Dialogo de
Urquía:
Ojala este sacrificio que ahora nos toca
hacer, sea suficiente para que los herederos de esta tierra comprendan que la
libertad y la esperanza son hermanas y juntas permiten vivir en armonía con la
naturaleza. Que los hijos y los hijos de sus hijos, sepan que sus padres y
madres, luchamos por su derecho a vivir en paz, en su territorio. Esta Patria
es de ustedes y nadie les quitará el derecho de conservarla hasta el fin de los
tiempos.
(Entra Baruta al escenario y se aproxima
a Guaicaipuro)
Dialogo de
Baruta:
Padre los hombres están listos para la
lucha, por la vuelta de Macarao camino a Las Adjuntas, le podemos sorprender y
vencer, Paraulata, vio por ese camino al Capitán español, está muy bien armado,
pero no conoce el territorio. Padre es ahora o nunca.
Dialogo de
Guaicaipuro:
Pues Baruta, haga sonar los tambores,
que retumben en la lejanía del horizonte, sepan los españoles que estas tierras
tienen dueño y no se la vamos a poner fácil de conquistar. (Los tambores retumban
con fuerza)
El telón se
cierra lentamente.
Fin del
segundo acto.
NARRATIVA
La historia de la resistencia de
nuestras tribus originarias, realmente no ha sido bien tratada a lo largo de
incontables décadas provistas eso sí, de olvido y de mucha mala tinta para
reescribirla, con contadas y respetadas excepciones, permitiéndose borrar desde
la raíz, la gesta heroica y el genocidio cometido contra el pueblo nativo
pre-colombino, por el afán imperial de obtener a la fuerza, las riquezas de
territorios que para el siglo XVI, era impensable su existencia y más
improbable aun, que sus habitantes originarios las defendieran a ultranza y sin
dar cuartel.
Fidel Betancourt en su obra “Historia
Militar de Venezuela”, nos relata lo siguiente:
“Nunca fueron narradas las magnas
luchas, combatiendo las huestes aborígenes, casi inermes de Guaicaipuro y sus
tenientes armados de flechas, palos agudos, lanzas de macana, piedras y mazas
de madera pesada, contra cañones, arcabuces, sables, lanzas y dagas aceradas,
rodeles y escudos, armaduras de acero, perros de caza y caballerías
abroqueladas. Contra cuerpos desnudos, apenas cubiertos los sexos con
taparrabos y la piel con unturas coloreadas” ¡Ni el caudillo germano Ariovisto,
ni el caudillo galo Vercingetórix, ni el caudillo franco Clodoveo, viéranse en
iguales o mayores sacrificios y heroísmo!... ¡Mucho menos Atahualpa y
Montezuma!
Según Antonio Reyes: tantos fueron los
aciertos de Guaicaipuro, que la conquista española de continuar así, fracasaría
irremediablemente. Desde Los Teques hasta el mar estaban cortadas las
comunicaciones para el audaz conquistador. Un peligro efectivo constituía, el
atreverse por la serranía de los Valles de Aragua y de El Teque. Con audacia el
cacique aspiraba más, detener la fundación de Santiago de León de Caracas,
recién ocupada por el Capitán Diego de Losada.
Con aliento y temeridad inaudita,
sorprende a las avanzadas del Capitán Juan Rodríguez Suárez, logrando triunfar
en Macarao. Como trofeo de aquella acción le queda la espada del conquistador
audaz, y en las manos del indio, fulgura el arma y la insignia occidental, con
heroicos resplandores de voluntad y valor.
Para llegar a una aproximación
histórica de estos acontecimientos, tenemos necesariamente que conocer las
raíces originarias donde se forjaron los elementos básicos de nuestro
gentilicio y la venezolanidad. Es en ese lugar de encuentro de razas, en la
lucha por la forja de un espacio soberano e independiente, hallaremos las
respuestas para la comprensión armoniosa y adecuada del legado ambicionado por
muchas sociedades en el planeta tierra, siendo en definitiva, el amor por la
libertad, independencia y soberanía de los pueblos y en América, su adalid
perpetuo es y será por siempre esta tierra de gracia llamada Venezuela.
TERCER
ACTO Y FINAL
El telón se abre, hay oscuridad,
impera la neblina, se mezclan los redobles junto al sonido profundo del tambor,
se presentan dos grupos para el combate uno tribal, el otro un tercio español.
Un grupo se desplaza mientras el otro lo sigue acompasadamente, en el giro de
ambos grupos, salen dos personajes quienes batallarán con las palabras mientras
hacen ademanes con la espada y una maza.
Dialogo de
JRS:
Llego tu hora, llego tu hora, la hora
del salvaje le llego, mi espada cobrará con su filo, la hora señalada por el
destino, la hora tan ansiada y esperada, solo uno de los marcados en esta hora,
podrá echar el cuento de Macarao.
Dialogo de
Guaicaipuro:
¡Oh Macarao, Macarao!, quien pudiera
verte, recibiendo en su tierra la sangre de un infame militar. Macarao,
Macarao, hasta el final, tu suelo no mancillará ni tan poco recordará a aquel
que trató de hacerte mal, recordará sí, siempre el lugar donde perecerás.
Dialogo de
JRS:
Si es mi destino, morir en Macarao,
será honrosa la batida final, con un ser tan vil y despreciable, como vos, no
tendré rival, la memoria del pueblo recordará quizás al hombre que retó en gran
duelo al cacique rival, venciendo o no venciendo será mi final, pues mis
razones para existir ya no estarán.
Dialogo
Guaicaipuro:
Dolor me da por tus hijos que ya no estarán,
a saber diera mi vida por ellos y del inframundo sacar, pero tus acciones
infames y las muertes que cargarás por tus injusticias ¡jamás lo perdonarán!
Entonces justo precio sin duda te van a cobrar, el dolor desaparecerá y tus
penas al valle irán a parar.
Dialogo de
JRS:
¡Dejad infame dejad! que el acero de
mi espada hable su verdad, que beba la sangre de tu verdad, para que se
alimente la leyenda de mi verdad, jamás comprenderás, que del progreso nadie se
salvará, solo la memoria del pueblo me rescatará y a vos simplemente olvidarán.
Dialogo de
Guaicaipuro:
Que mala hora gran Capitán, llegar a
tu final, en mis manos se lavarán, las afrentas de todo el mal, que con corona
o sin ella nos diste sin piedad, será poco el premio que dejarás, solo el acero
de tu espada lo contará, porque en mis manos ella quedará, como símbolo de
victoria y enterrada tu maldad.
A continuación cae abatido el Capitán
Juan Rodríguez Suárez, y el grupo tribal levanta apoteósicamente al Cacique
Guaicaipuro en señal de triunfo absoluto sobre los conquistadores mostrando la
espada en señal de victoria y redención del pueblo nativo precolombino.
Se cierra
el telón lentamente.
Fin de la
obra.
Referencias
Acosta
L. El pensamiento revolucionario del Cacique Guaicaipuro. Ediciones Akurima.
Caracas. 2002.
Betancourt F. Historia militar de
Venezuela, tomo I: pre independencia (1553-1810). Editorial El Perro y la Rana.
Caracas. 2009.
Reyes A. Caciques aborígenes
venezolanos. Publicaciones UCAB. Caracas. 2009.
EALP/el.
AGO2016.