Amada mía
Sabes amor, a pesar de todo lo que ha
acontecido y que nuestro amor es puro de corazón, ocurrieron unos hechos que
ponen a prueba realmente si tengo la capacidad de amarte.
Yo estoy convencido, el rumbo que le
estoy dando a mi vida ahora, es el correcto. Estoy sobreponiendo todos los
pesares habidos para pasar la página más horrorosa de mi existencia. Eres sublime,
llena de alegría y profundamente espiritual, dejaría absolutamente todo, para
darte la máxima felicidad que mi alma pueda rendir solo para ti.
Ahora tengo miedo, quizás, un miedo
infundado que tu sembraste en mi corazón, no sentía ese sobrecogimiento desde
que aprendí a conocerte. Esa sensación de desesperanza y abatimiento jamás la había
percibido. Tu manera de proceder fue muy hiriente y desgarradora, me arrancaste
el corazón de un golpe y lo arrojaste al infierno de la duda sin ninguna piedad
ni absolución.
Solo eso se le hace al peor de los
enemigos, al más vil de los bárbaros, al más ruin de los pizarros y cortezes
conquistadores. Te escribo esto, porque necesito desahogar está hiel tan amarga
e irritante de mi corazón y que me ha dejado timbrado hasta el último nervio de
mi cuerpo y desencajando mi alma.
Jamás pensé que dudaras de mí de esa
forma. Yo también tengo el derecho de pensar de ti de igual manera. Es algo tan
humano y tan personal, sin embargo, uno no puede vivir del espejismo de la
duda, del temor a lo que sucederá en el futuro, cuando no se ha materializado,
no somos adivinos, no pierdas la fé.
Atesoro los momentos compartidos
cuando nunca sentí el frío y la sequedad de un maltrato tuyo, te entregabas
sin duda ni murmuraciones, sintiéndote amorosa y complacida, a pesar de las
circunstancias contrastantes.
Así ocurrió pequeñita, no dudé no me
tembló el pulso, no me arrepentí, de nada absolutamente de nada, decidí por mí.
Por primera vez me avoqué a responderte a ti, aun sabiendo que todo ésto me acarrearía
las más pesadas consecuencias (muchas veces te las comenté) pasé muchos años
mintiendo a todos y en el proceso engañándome a mí. Ya era hora de romper el
maleficio que me estaba ahogando en mi propia sangre.
Te amo profundamente. Necesito sentir
eso de ti nuevamente, necesito sentir a la mujer que me volteó el mundo un 6 de
junio de 2008, con aquel beso lleno de sinceridad y deseo, necesito sentir la
seguridad de que todo lo hecho, tuvo sentido y dirección, necesito que me
devuelvas la confianza y la esperanza en tu alma, cuerpo y corazón, simplemente
necesito de tu amor. Aspiro ser feliz a tu lado, ser tu compañero y compartir
la vida con todas sus vicisitudes hermosas o no, pero compartirla, con el único
objetivo de ver siempre la sonrisa que brotó de tus labios y por besarlos se fundió
mi corazón.
El amor es la expresión máxima de la consideración
que se le puede tener a un ser humano, es el todo o el nada, no se mendiga, ni
se suplica, simplemente se dá, se otorga y no se limita o condiciona, el amor
es difícil y complicado, es la expresión de lo etéreo, de lo sublime, por amor
se muere, por amor se vive, el amor en el ser humano obra maravillosamente.
El amor es la expresión corpórea
que manifiesta un estado
espiritual, que nos acobija de
sensaciones divinas sin parangón, el amor nunca es igual a otro ni dado ni recibido. El amor es la entrega en un solo
servicio del deseo y en el proceso, nos ahorra expresiones verbales para darnos el bienestar que
sentimos el uno para el otro. Es la llave para encender la mágica constancia de la imaginación, derrumbando los preceptos morales;
cuando es correspondido con la misma intensidad, convirtiéndolo en un caldero
donde hierve la pasión.
Son versos mi vida y me salen del
alma y me desgarran el corazón. Solo te pido que me des amor sin mirar atrás,
sin aspavientos, ni limitaciones, yo estoy aquí para ti, para enseñarte y a la
vez aprender de ti, sin reservas ni miramientos.
Tuyo.
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