domingo, 9 de diciembre de 2018

Centésimo Nonagésimo Cuarto Aniversario de la Batalla de Ayacucho




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Escrito por:
Teniente Coronel Edgar Alejandro Lugo Pereira
MSc. en Historia Militar.
IAEDEN, diciembre, 2018


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      La Batalla de Ayacucho, no solo fue un combate más, significó sin lugar a dudas, la confluencia absoluta e inmarcesible de las fuerzas ideológicas y espirituales del sentimiento más puro y simple del amor y la entrega pasional que los Grandes Americanos de esta Tierra de Gracia, hemos heredado por la libertad y fraternidad de los pueblos. El General Sucre a viva voz frente a sus tropas el 9 de diciembre de 1824 expresaría:

“¡Soldados!, de los esfuerzos de hoy depende la suerte de América del Sur; otro día de gloria va a coronar vuestra admirable constancia.

¡Viva el Libertador! ¡Viva Bolívar, Salvador del Perú!”.

La maniobra táctica desplegada por Sucre y su Estado Mayor en la Pampa de Quinua, demostró el entrenamiento y poder de fuego, que a lo largo de la Campaña del Sur, había diseñado estratégicamente Bolívar para que la condujera Sucre. el Virrey La Serna y el General Canterac, ¡Jamás! pudieron comprender la velocidad, contundencia y decisión irresoluta, cómo las divisiones patriotas del Ejército Libertador multinacional, enfrentaban a las unidades realistas.


 A la una de la tarde, la Batalla de Ayacucho había terminado con el rotundo triunfo de los patriotas. El telón colonial había caído para siempre, convirtiendo este escenario inmortal, en uno de los momentos estelares de la humanidad.

Simón Bolívar expresaría posteriormente

“Disposición perfecta, ejecución divina y maniobras hábiles y prontas”.

Pero la clemencia, la generosidad y la magnanimidad de este hombre, dejó testimonios que hoy parecen como únicos en los anales de la historia de la humanidad. La gallardía inmensa de Sucre fracturó el paradigma guerrero de aniquilar al vencido y en un gesto de hidalguía sublime, ofreció una capitulación tan generosa, que sus cláusulas parecen increíbles, no solo si se les compara con lo que había sido hasta entonces la conducta de los vencedores, sino con lo que ha sido ésta hasta nuestros días.

 El Virrey La Serna, herido y apresado entregó su espada al general vencedor.. Sucre la rechazó diciéndole: "Honor al vencido, Gloria al vencedor. Que continué en manos del valiente.

  Cabe destacar que la República Bolivariana de Venezuela, posee el estandarte abatido del conquistador español Francisco Pizarro, el cual fue entregado por el Virrey La Serna al General Sucre como muestra y deseo de rendición absoluta, y Sucre se lo obsequio al Libertador Simón Bolívar. Convirtiendo este hecho en el más trascendental y con el mayor valor histórico posible, dada la significancia y el significado del símbolo que reflejó el premio más costoso arrebatado a una potencia extranjera por parte de su contendiente.

Actualmente el estandarte abatido de Francisco Pizarro, está celosamente custodiado por la Municipalidad de la ciudad de Caracas.

¡Viva Bolívar!, ¡Viva Sucre!, ¡Viva el Ejército Libertador!

¡Viva Ayacucho Inmortal!






Caracas, 9 de diciembre de 2018.