LOS JUDÍOS, LOS PALESTINOS Y LA TIERRA PROMETIDA
GÉNESIS DE UNA
TRAGEDIA
Escrito
por:
Teniente
Coronel Edgar Alejandro Lugo Pereira
Especialista
en Historia Militar
IAEDEN, junio, 2015
“La
historia ha sido escrita, es escrita y seguirá siendo escrita por las
sociedades vencedoras, que de una u otra manera han luchado por imponer su
supremacía cultural, económica, social, política y religiosa”, sobre aquellas más débiles y carentes de fortalezas, solo
compensadas por el afán excelso de mantener su libre determinación, de legar su
herencia a las futuras generaciones bajo la égida de la libertad y ejercicio de
su soberanía.
La Biblia, la Torá y El Corán son textos religiosos fundamentales que representan
la recopilación filosófica de dogmas ancestrales y enseñanzas morales y espirituales,
que han moldeado el devenir histórico de estas sociedades y su característica más
importante y radical: considerar el monoteísmo como pilar fundamental de su
supremacía absoluta sobre aquellas sociedades que según sus consideraciones son
débiles, carentes de moral, justicia e identidad nacional, lo que da como
resultado su inmediata asimilación y en el peor de los casos, propiciar su
exterminio.
PLANTEAMIENTOS
En el Génesis capítulo
12, versículo 7, se narra: “Jehová prometió a Abraham “que por ser los judíos
el pueblo escogido te daré a ti y a tu descendencia la tierra de Canaán”, dando
origen al mito o leyenda de la tierra prometida. Hay que enfrentar un hecho histórico
irreconciliable con la verdad: será que Jehová dentro de sus cálculos no previó
que esa tierra que estaba prometiéndole a Abraham, estaba habitada por cientos
de miles de cananeos, filisteos, amorreos, gabaonitas entre otras sociedades. Estas
habían desarrollado un modelo económico, social y cultural sustentable y en
franca armonía con su entorno territorial.
Según los preceptos filosóficos establecidos en el Antiguo Testamento: Moisés
libera de la esclavitud egipcia al pueblo de Israel, gracias a la intervención
divina, que ayudó a equilibrar la balanza de la dominación – poder - libertad,
usando como armas, hechos milagrosos (las 10 plagas) parte de esta estrategia
de no violencia; dejar que la naturaleza y la ignorancia de un pueblo creyente
en eventos inexplicables, debilitara paulatinamente la posición de la clase
dominante representada en la figura de El Faraón.
Moisés logra su objetivo, libera al pueblo de Israel de la opresión
egipcia y procede a dar cumplimento a las revelaciones hechas por Jehová a Abraham
sin embargo, es Josué, gran líder
militar y religioso, quien logra consolidar el poder de las 12 Tribus integrantes
del pueblo de Israel, haciendo realidad el mito de la tierra prometida, conquistándola
a sangre y fuego, de forma sistemática, pasando por el filo de su espada, a
todo lo que en su ansia de consolidar el objetivo nacional, se le
resistiera.
JUSTIFICACIÓN FILOSÓFICA
Estableciendo una tendencia filosófica. La principal motivación del
ansia de conquista e imposición de una nueva autoridad y modelo de dominación política
territorial, se fundamentaba lógicamente en los preceptos intangibles y etéreos
de la imposición divina de un destino, que unido a una idea y deseo supremo de dominación
daría como resultado, la asimilación cultural, el genocidio, el exilio y la
limpieza étnica, creando condiciones favorables que permitieron en este caso de
estudio en particular, convertir esta
lucha en ejemplo a seguir por los fundamentalistas judíos de los siglos XX y
XXI de nuestra era respectivamente.
La conquista y ocupación de Palestina por el pueblo escogido de Dios, duró
aproximadamente 1200 años, siendo estos territorios invadidos sucesivamente por
Asirios, Persas, Macedonios, entre otros. A partir del 44 A.C, sería
conquistada y convertida en provincia del Imperio Romano, pero debido a su
constante rebeldía, producto cultural de sus creencias filosóficas ancestrales
arraigadas en La Torá y en la práctica de los principios ortodoxos de la
religión judía, fue que el emperador Tito les declaro la guerra; invadió con
sus legiones la provincia y destruyó el Templo de Salomón en el año 70 D.C.
Más radical fue el emperador Adriano, quien en el 135 D.C. arrasó Jerusalén,
literalmente según las referencias historiográficas ¡No quedó piedra sobre
piedra! Construyó una nueva ciudad sobre sus cimientos, además de expulsar a
los judíos de Palestina bajo el signo de una persecución implacable, naciendo
la diáspora del pueblo judío que duraría otros 1800 años, hasta finales del
siglo XIX, lo que propiciaría la idea nacionalista del sionismo representando
en el regreso del Mesías. Tomando como referencia a Thomas Herzl en su libro
“El Estado Judío”. Él era partidario de tomar por la fuerza de los hombres y de
las armas, la tierra prometida, y no esperar un milagro para ver cumplido
ese derecho divino.
No
obstante, durante el siglo XIX y
principios del siglo XX, el multicultural pueblo árabe representado en la nación
palestina, ocupaba toda el espacio geográfico desde el sur de Siria, hasta más allá
de los márgenes del Canal de Suez, bajo
la ocupación de un debilitado imperio otomano, dominante de la región desde tiempos
del Profeta Mahoma, Suleyman el Magnifico y Saladino, entre otros”. Estos líderes
políticos y religiosos, se encargaron de extender la Fe del Islam, dominando
los pueblos vecinos de la hoya mediterránea, tal cual lo hizo Josué y los reyes
hebreos en su momento histórico particular.
Estamos presenciando un fenómeno cultural muy profundo, que aunado a la
creencia en una fe incuestionable nos da como resultado, la defensa a ultranza
de los principios de libertad, soberanía y religión, trayendo como consecuencia
el nacimiento y desarrollo de una cultura de resistencia que va más allá de los
intereses materiales, políticos y territoriales de un pueblo, los motiva precisamente,
la profundidad de los planteamientos de la propia subsistencia como entidad
viva responsable de la herencia patria de su identidad”.
REFLEXIONES
Es nuestra responsabilidad histórica, establecer nuevos parámetros doctrinales
asistidos fundamentalmente por valores intrínsecos presentes en nuestra
sociedad, que nos permitan decir con orgullo al mundo: somos venezolanos. Debemos estar siempre en vigilia, la garantía
del triunfo de la resistencia está directamente relacionada con la profundidad
de nuestros más excelsos ideales, que llevaron a nuestros héroes patrios a dar
inicio a un proceso de autodeterminación, justicia y libertad vivo hasta ahora.
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