27 de febrero de 1989. Un
aprendizaje, una maduración, una reflexión
Escrito por: Teniente Coronel Edgar Alejandro Lugo Pereira
Especialista en Historia Militar
Un Aprendizaje
Los venezolanos nos caracterizamos principalmente por ser un
pueblo bondadoso, lleno de virtudes para recibir con beneplácito a otros
gentilicios y aceptarlos, de convertir crisis en momentos de reflexión y de
alegría, en fin somos un pueblo hermano y es la principal característica de
nuestra idiosincrasia.
A lo largo de la historia, hemos transitado por caminos de
lucha y sacrificio para lograr obtener un lugar en el espacio soberano que
ocupamos y defendemos a ultranza, fuimos el germen de la libertad en el
continente y nuestro tricolor dió a luz, a otros Estados soberanos nacidos de
la matriz de la emancipación americana.
Han transcurrido veintisiete años del 27 de febrero de 1989,
día que vivirá en la infamia, como un recordatorio perenne que no deberá
repetirse jamás. El tejido social tan delicado de mantener, fue desmadejado y
destrozado por un modelo de gobernanza neo-liberal, que nada hacía por evitar su
franco deterioro, presionando y empujando constantemente a la sociedad hacia un
punto de no retorno con medidas de control social y económico, nacidas de la
corrupción imperante, que trajeron como consecuencia, la perdida de la
sindéresis grupal y la erupción social de las frustraciones devenidas en
violencia incontrolable.
Una Maduración
Hemos madurado a lo largo de 27 años, los acontecimientos que
perturbaron las más profundas raíces de nuestra nacionalidad, que la violencia
y la pérdida del respeto por los valores que cohesionan a la sociedad, son irreversibles
en su mal proceder. Hay que considerar, que nuestro gentilicio no permitirá repetir
lo mal andado. Cada ciudadano de la patria tiene el deber inapelable de
proteger su integridad social y el compromiso insoslayable de visualizar el
futuro hermoso que nos espera y encaminarnos hacia ese objetivo.
Rescatemos el respeto a la vida, la cultura del trabajo, el
amor a la familia, el valor de la educación y la consideración a nuestros
mayores, que lo han dado todo, para que las generaciones venideras puedan
seguir construyendo la patria grande, la patria de todos, la patria que soñamos,
la patria independiente, libre y soberana, la que nos acoge, sin distingo de
ninguna clase, donde y sin excepción, estamos bienvenidos.
Una Reflexión
Son 27 años de un profundo dolor nacional, honor a los
compatriotas caídos, siempre estarán en nuestra memoria, son los mártires que
ofrendaron sus vidas abriéndonos las alamedas para que la República Bolivariana
de Venezuela avance hacia el cambio necesario de las estructuras sociales, sus
modelos de gobernanza y productividad. Había que dejar de ser un país rentista
y complaciente.
Es un momento estelar para la nación, podemos direccionar los
esfuerzos para hacer valer la integridad de la soberanía e independencia
absoluta y permitirnos marchar por los caminos del progreso, es nuestra
responsabilidad y fundamento de lucha revolucionaria. No debemos permitir que
la sombra de un tiempo pasado, ominoso y recalcitrante nos imponga su modelo de
mal proceder. Hemos aprendido y madurado lo suficiente para entender que las
transformaciones sociales, son necesarias para enseñarnos que la libertad, la
igualdad y la fraternidad de los pueblos son las características necesarias
para alcanzar el Estado de derecho y la justicia social, garantizándonos definitivamente, la paz y la hermandad representada
en nuestra venezolanidad.
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