domingo, 24 de julio de 2016

Artículo breve: Bolívar y su signo, en conmemoración de los 233 años de su natalicio inmortal

Bolívar y su signo

Escrito por:
Teniente Coronel Edgar Alejandro Lugo Pereira
Especialista en Historia Militar

Simón Bolívar fue un ser humano simple como lo habría sido cualquier súbdito de la corona española. El nació hace 233 años, seis antes del alzamiento de los negros en Haití, como consecuencia directa de la caída de la monarquía absolutista del Rey Luis XVI en Francia por la misma revolución social, política y económica que arraso a Europa a finales del siglo XVIII.

Sin embargo los vientos de cambios soplaban con intensidad ciclónica, intensificándose conforme se iban fracturando las viles estructuras de la separación de clases bajo el signo de una oprobiosa esclavitud.

Ese era el entorno paradigmático que prevalecía en la Capitanía General de Venezuela a partir del 24 de julio de 1783,  fecha registrada en los archivos de la Arquidiócesis de Caracas como nacimiento del futuro hombre de la historia emancipadora de la América Meridional.

Siempre he insistido que los hombres y mujeres de la historia, están signados por circunstancias particulares y colectivas que modelan sus existencias, en el caso de Simón José, no tenía por qué ser diferente. Colocando esta idea en perspectiva, fue hijo varón único, heredero de una vasta fortuna y un abolengo familiar que suma para la fecha de su natalicio solamente en tierras americanas, trescientos años de presencia como pisatarios agricultores provenientes de tierras vascas al norte de la península ibérica.

Simón expresaría en la noche del tres para amanecer del cuatro de julio de 1811 en la Sociedad Patriótica lo siguiente: después de acaloradas discusiones bizantinas que no lograban llegar al acuerdo del compromiso máximo por la independencia, cuando conminó a todos en la reunión y les dijo. “Es que acaso 300 años de calma no bastan, vacilar es perder, La Sociedad Patriótica respeta las decisiones del Congreso, entonces el Congreso debe escuchar los planteamientos de la Sociedad, la cual propone que se declare la Independencia”.

¿Sería que Simón caería en cuenta que su pronunciamiento exaltado, tenía que romper con los abolengos castizos y paralizantes que habían enmohecido a la sociedad americana por tres siglos de inacción y perversas permisividades?

Y manifiesto claramente el uso de la palabra “paralizante”, porque cuando protegemos tradiciones arraigadas en el tiempo, determinamos el camino de la negación absoluta de cualquier signo de cambio, transformación, evolución y desahogo entre otras expresiones para calificar la marginalización excluyente de las grandes mayorías a manifestarse en contra de los poderes que en esa época pre-revolucionaria, eran asfixiantes.

Motivación más que suficiente para que estallará en 1789 la Revolución Francesa. Cualquier parecido con la realidad histórica actual americana, no es casual ni mucho menos un acontecimiento desvinculado, forma parte de un todo, con cada una de sus partes en constante fricción sísmica.


Sin duda la historia bautizo a Simón como el hombre de las dificultades,  hombre nacido bajo el signo de la palabra “Triunfar”.

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