1.
Introducción
La
integración desde la visión latinoamericana, como vía expedita para formar un bloque homogéneo de ideas,
planteamientos y ejecutorias de la política exterior de cada Estado que conforma
esta variopinta comunidad de naciones, ha sido una eterna dilapidación de
justificaciones entre posiciones irreconciliables. La percepción del poder
político, ideológico, económico, la lucha de clases, los pobres del mundo
contra los poderosos que lo regentan y aquellos que sin duda alguna son sus
lacayos, así lo han demostrado.
Las masas populares en cada
sub región del continente americano han sido utilizadas como instrumentos de
lucha arrojadas, planificada científicamente a los campos de batalla del discurso
y el accionar, para justificar dentro de los planes “Político – partidistas”, posicionar el desgastado eslogan de la
integración americana de los pueblos. En pocas y escasas oportunidades esta
pretensión ha sido esgrimida por causas
nobles, en fin. Es la eterna contradicción del poder y quienes desean
detentarlo, no les costará emplear las armas necesarias para mantenerse en la
cima de sus convicciones y hacerlas realidad.
Si observamos con perspectiva
y profundidad, podemos visualizar perfectamente cada pieza del poder
interactuando en equilibrio cuando los actores logran sincronizar esfuerzos
para alcanzar sus objetivos.
No podemos pretender una ocurrencia
fortuita, pero si podemos establecer una cadena de hechos y acontecimientos que
sirven como vectores conductores del flujo que incrementan la masa hasta
llevarla a un momento crítico que podría denominarse, “Punto de quiebre”, donde
se pone en movimiento la masa y dependerá de su volumen, densidad, velocidad,
que como onda de choque, impactará en las paradigmáticas y culturalmente
endurecidas estructuras de poder, que por alguna razón deberían ser derribadas,
para establecer nuevas fundaciones sobre las ruinas anteriores.
Según Francisco Gucciardini,
citado por el profesor Mallinson en su magistral ponencia presentada en el
Diplomado de “Geopolítica CLACSO”,
expresaría lo siguiente: “Las cosas
siempre han sido iguales, que el pasado ilumina el futuro y que las mismas
cosas vuelven sólo con diferentes nombres y colores”.
Lo que sostiene su posición
sobre la cuestión emocional de nuestras apreciaciones cuando se trata sobre el
bien y el mal, quien considera que hace bien y ser desapasionado cuando se
trata de entender el fenómeno humano y la forma cómo se maneja el poder desde
que aprendimos como especie a organizarnos políticamente.
Precisando con esta expresión
la idea de este trabajo al proponer un mejor manejo del significado de la
palabra “Integración”, que a todas
luces puede y se entiende hasta intimidante y comprometedora, por el uso más
potable de la palabra “Cooperación”.
La Geopolítica como disciplina aplicada a estos fenómenos de pensamiento de
alguna manera lo ha complejizado todo.
¡Claro! En aquellas mentes idealizadas con la búsqueda de la
perfección, enfocando las teorías geopolíticas desde la comprensión del poder y
como preservarlo, lo que nos ha traído una cantidad de lecciones duras de
aprender y, sus consecuencias han sido extremadamente dolorosas en poco más de
200 años de nuestro pasado reciente. “Mallinson
en su idea infirió lo siguiente”: “La
gente se obsesiona en sus ideas y se olvida de todo los demás”.
Ya sabemos el significado de obsesionarse con
ideas, cuando estas convertidas en credos e ideales, se transforman en
herramientas para alcanzar el poder. Siempre, y no es por casualidad que la
palabra “Integración”, es usada para
aglutinar ideas sumarias ya que las mismas arrastran sentimientos generalizados
en provecho de las grandes mayorías poblacionales. Sin embargo, sus orígenes políticos
sean de derecha o de izquierda, los ideales integradores han sido histórica y
sistemáticamente torpedeados desde 1826, cuando Bolívar convocaría el “Congreso Anfictiónico de Panamá”,
persiguiendo el supremo fin de fundar una confederación americana de naciones
para hacer frente común a las amenazas neocolonizadoras de los nuevos imperios,
que se estaban gestando para relevar al “Viejo
orden mundial”.
Al
final esta idea quedaría torpedeada sumergiendo a la región, después de
fracasar esta iniciativa, en un proceso de anarquía presente en la actualidad.
Al respecto:
“En ese escenario destaca, entre otras obras,
el libro de Hedley, publicado en 1977, donde logra sobrepasar la aparente
contradicción conceptual de la anarquía al orden y explica cómo la sociedad
internacional tiene una naturaleza anárquica, al carecer de un órgano central
de poder y gobierno, pero mantiene un orden que se ha ido desenvolviendo desde
el medioevo cristiano hasta finales del siglo XX. Así, el vasto libro de Bull
se propone explicar cómo se crea, opera y funciona el orden en medio de un
proceso anárquico”.[1]
A pesar de ser una posición
particular y muy reduccionista y probablemente no compartida por muchos, se
podría llegar al punto directo y sin tanto oropel, desnudando el comportamiento
humano y su debilidad emocional cuando de “Integración
Vs Cooperación” se trata, toda vez impulsada por el poder del discurso
político, más que el económico, este último, necesita tener garantías favorables
para funcionar correctamente, sobre todo y muy importante, tener plena
autonomía alejado del mismo control político que estimula su ingente
integración o cooperación. MERCOSUR y la CAN, son ejemplos históricos de
organismos integradores o cooperadores, desde el punto de vista como se les
quiera observar.
El diseño de estas categorizaciones
discursivas “Integración Vs Cooperación”
y su evolución, nos ha permitido adentrarnos en el estudio del poder. Buscamos
desesperadamente en estos tiempos tan convulsionados, encontrarle un uso
alejado de sus raíces más desagradables. Quizás nuestro pensamiento
latinoamericano y caribeño, coadyuve a la construcción de un mundo multipolar
más pacífico, prolijo en el discurso bajo un perfecto catalizador
integracionista o cooperativista que nos conduzca a tener quizás, mejores
relaciones en la región, para alcanzar y crear un bloque o una comunidad de
Estados que puedan apoyarse en materias comunes, alejándose de los ideales
visionarios de pretender uniformar la compleja cosmovisión del pensamiento y
valores del ser y sentirse latinoamericano y caribeño bajo la premisa de la “Integración Vs Cooperación”. Precisamente
de la última categoría tratará este escrito.
2. Planteamiento del problema
La política exterior es una de las principales ramas de las
relaciones internacionales; direcciona el ejercicio político de los Estados,
actores fundamentales en el actual sistema mundo preponderante; de allí la
importancia de las relaciones entre éstos, incluyendo a los sistemas multilaterales.
En este caso de estudio en particular, el significado, la significancia y los
significantes de las relaciones de cooperación entre los Estados
latinoamericanos y caribeños se ha caracterizado por su dinámica agenda,
ocupando un papel protagónico en el marco de la comunidad regional, en especial,
buscando la consolidación de un sistema de relaciones culturales, sociales,
políticas y económicas justas y favorables para nuestros pueblos y para los
pares de la región y allende al continente.
La cooperación desde la visión del sur global, se debe
desarrollar bajo la premisa de una ruptura paradigmática conservadora sobre la
interpretación de la palabra “Cooperación”. Es solo a través de los principios de “Paz y Solidaridad” como ejes
principales para la construcción de mejores, justas y más equitativas
relaciones entre los actores regionales, que se debe hacer. Allí está el aporte,
en el entendido que estos principios fundamentales podrían allanar las vías
hacia el establecimiento de nuevos enfoques, menos políticos por parte de la Integración,
por mayor fluidez en una Cooperación, alejada de la controversia ideológica y
doctrinal.
La podríamos asociar hacia la construcción de una mejor
capacidad de respuesta en todos los ámbitos, con el fin último de concentrar su
accionar en garantizar mejor comunicación entre los Estados para distribuir
bienestar generalizado a quienes más lo necesitan, los ciudadanos y sus
comunidades.
Estas ideas no son nuevas, emergieron del ideario planteado
desde el siglo XIX por nuestros “Padres
Libertadores”, durante el proceso de la emancipación americana. Estas
razones van más allá del plantear un conjunto de estrategias programáticas a lo
interno de su acontecer histórico, pues el escenario internacional ha venido
poniendo en tensión los desafíos que para Latinoamérica y El Caribe, se
presentan y visibilizan la impronta que la sitúa en un estadio que fractura
viejos y robustecidos paradigmas doctrinales impuestos en el ejercicio de la
política exterior, en las relaciones internacionales y en el comportamiento de
la diplomacia conservadora y liberal.
Se persigue aupar la “Cooperación”,
con un enfoque más liberador, autóctono y suigéneris, romper las relaciones
dispares entre las naciones; y emplazar a la comunidad internacional, a
transformar la visión errada que ha impuesto la asimetría, la desigualdad y las
tensiones entre actores considerados parte de una lógica que solo reconoce
relaciones entre dominadores y dominados.
3. Análisis y desarrollo del tema
Definitivamente
la materia disuasiva, demuestra cronológicamente y a lo largo de la evolución histórica
de la humanidad, haber sido el recurso más preponderante y valioso con que se
han servido sociedades enteras para garantizar por períodos prolongados la paz,
¿Pero a qué precio? No lo podemos mesurar, lo cierto del caso es que este
factor ha obligado a sociedades conducidas por gobiernos ambiciosos, a mantener
a raya sus aspiraciones y sed de conquistas, porque están conscientes de las
implicaciones del ir más allá de sus límites y de sus probables consecuencias.
Si volvemos nuestros pasos al legado de “El Libertador Simón Bolívar”, nos
encontramos con lo siguiente:
"¡Qué
bello sería que el Istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto
para los griegos! ¡Ojalá que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un
augusto Congreso de los representantes de las repúblicas, reinos e imperios a
tratar y discutir sobre los altos intereses de la paz y de la guerra, con las
naciones de las otras tres partes del mundo!"[2]
El
Libertador vivió desde muy joven muchas experiencias marcadoras de hitos
trascendentales que forjaron su madurez intelectual, de allí parte la gran
riqueza que a través de sus incontables documentos personales y oficiales legó
a la posteridad, refiriéndose a la comunión pacífica de los pueblos, pudiendo éstos
resolver sus diferencias ¡Si las hubiere! Por medio de la negociación de los
conflictos y la cooperación, porque todos de alguna manera somos iguales ante
los ojos del creador: “El verdadero valor de la igualdad es hacer iguales a los
diferentes”.[3]
Para
alcanzar la ansiada cooperación entre Estados se ha buscado establecer parámetros
específicos de materialización, pudiendo mencionar las palabras: igualdad,
reconocimiento, emancipación y libertad, como justificativos suficientemente
poderosos para llegar a ella, sin embargo, no han satisfecho ni han
proporcionado las soluciones necesarias para que la esperada cooperación
sincera entre los Estados dentro de la región latinoamericana y caribeña se
materialice. Hemos estado confrontados y divididos históricamente. Buscar los
culpables y responsables de esta condición, simplemente se encontrará en el
modelo político aplicado a una sociedad que no lo asume como propio. Hay que
recordar siempre la cosmovisión originaria de los pueblos autóctonos antes de
la llegada del europeo colonizador. Estos seres humanos constituyen en la
actualidad las grandes mayorías poblacionales en toda la América
continental.
¡Es
lamentable! Hoy en día la civilización y sus líderes hegemónicos, continúan sumidos
en pensamientos medievales de dominación y subyugación de los pueblos. El
significado de la palabra “Cooperación”, se encuentra desdibujada y comprometida
con el discurso político y económico de turno, mientras las grandes mayorías en
la América toda, simplemente continúan desamparadas. En
palabras de Edgar Morín: “Hemos entrado en la era de las incertidumbres” y “el
futuro imprevisible se está gestando hoy”.[4]
El
sueño de una América unida como lo soñaría Bolívar en 1826, por un “Tratado de
Unión, Liga y Confederación Perpetua”,[5]
fue erosionado, perdiéndose definitivamente en las arenas movedizas de los
intereses políticos de sus adversarios, apoyados estos últimos, precisamente
por las potencias coloniales emergentes, que consideraban este tratado como una
amenaza dentro de su área geográfica de influencia e interés político y
económico, por eso debía evitarse a toda costa. Lo que trajo como consecuencia,
que la unificación de los Estados americanos insurgentes luego del proceso
emancipatorio, jamás se consolidaría.
Como
lo expresó el General de Brigada Pascualino Angiolillo Fernández: “La unión,
liga y confederación de los Estados… la más apropiada… constituyendo entonces
un mecanismo de unión de Estados independientes que se basa en un pacto con
fines de protección externa y paz interna”.[6]
4. Conclusiones y recomendaciones
El
hecho radical de conceptualizar la “Cooperación
desde el Sur global”, nos ofrecería retos que solo las más profundas
reflexiones podrán responder.
Tratar
de allanar caminos cortos para alcanzarla en sí misma, constituye la sumatoria
de los mismos errores que hemos repetido una y otra vez a lo largo de la
historia de la humanidad.
¡Destáquese! Jamás la
búsqueda por la ansiada cooperación en paz, ofrecería la extrema posibilidad de
perderla. El negocio de la guerra y lo que económicamente representa, ha hecho
de la cooperación una pieza de cambio de muy bajo valor, intrínsecamente relacionada
con el alto valor proporcionado por la guerra a quienes la promueven
constantemente.
Al tratar de abarcar el concepto desde la visión de la “Cooperación en paz desde el Sur global”,
es menester comprender la dificultad representada al sintetizar una idea tan
amplia y repleta de conceptualizaciones harto disimiles, que como consecuencia
traería y de hecho generaría, fricción para quiénes las confronten.
Sólo la
justicia social y la comunión de esfuerzos balanceados y dirigidos hacia la cooperación
en paz, logrará reducir los abismos sociales haciendo materializar en principio,
un diáfano equilibrio que irá apuntalándose con el transcurrir del tiempo, para
darse en sí mismo, la suficiente fortaleza y perdurabilidad en contra de los
avatares poderosos empecinados históricamente en mantenernos confrontados,
débiles y dominables fácilmente.
5.
Referencias consultadas
1.
El orden mundial y la reconfiguración hegemónica en el
siglo ...http://www.scielo.org.mx
2. [1]BOLÍVAR, Simón (1815)
“Carta de Jamaica” En: Doctrina del Libertador.
Caracas, Fundación Biblioteca Ayacucho [6 de septiembre de 1815].
3. [1]TOMÁS Y VALIENTE,
Francisco(Valencia, 8 de diciembre 1932 - Madrid, . 1996) Historiador y escritor español, asesinado por
un miembro de la banda terrorista ETA en su despacho de la Universidad Autónoma
de Madrid.
4.
[1]https://www.jornada.com.mx/2021/01/07/cultura/a03n1cul.
5. [1]Documento firmado por los ministros plenipotenciarios
de las Repúblicas de: Colombia, Centro América, Perú y los Estados Unidos
Mejicanos como producto de las sesiones del Congreso Anfictiónico de Panamá
convocado por El Libertador, entre el 22 de junio y el 15 de julio de 1826,
constituyendo una hábil estrategia de disuasión, ante los intentos
colonizadores de las potencias de la época.
6. ANGIOLILLO, P. (2012) La Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR): Alianzas Militares. Caracas, Editorial El Perro y la Rana Colección Alfredo Maneiro, p. 48.
[1] El orden mundial y la reconfiguración hegemónica en el siglo ...http://www.scielo.org.mx › scielo
[2]BOLÍVAR, Simón (1815) “Carta de Jamaica” En: Doctrina del Libertador. Caracas,
Fundación Biblioteca Ayacucho [ 6 de septiembre de 1815]
[3] TOMÁS Y VALIENTE, Francisco(Valencia, 8 de diciembre 1932 - Madrid, . 1996) Historiador
y escritor español, asesinado por un miembro de la banda terrorista ETA en su despacho
de la Universidad Autónoma de Madrid.
[5] Documento firmado por los ministros plenipotenciarios de las Repúblicas
de: Colombia, Centro América, Perú y los Estados Unidos Mejicanos. como
producto de las sesiones del Congreso Anfictiónico de Panamá convocado por El
Libertador, entre el 22 de junio y el 15 de julio de 1826, constituyendo una
hábil estrategia de disuasión, ante los intentos colonizadores de las potencias
de la época.
[6] ANGIOLILLO, P. (2012) La Unión
de Naciones Suramericanas (UNASUR): Alianzas Militares. Caracas, Editorial El
Perro y la Rana Colección Alfredo Maneiro, p. 48