PROCESO DE LAS COMUNICACIONES Y LA
PRENSA DURANTE LA COLONIA Y LA GUERRA DE EMANCIPACIÓN AMERICANA
Escrito por:
Teniente Coronel Edgar Alejandro Lugo Pereira
Especialista en Historia Militar
Antecedentes históricos
El proceso de ocupación y sometimiento imperial ocurrido a
partir de 1492 en toda la geografía del continente precolombino, posteriormente
bautizado “América”, conllevó una dinámica en la praxis muy parecida en todas
las retenciones territoriales. Asegurarse un buen puerto como cabecera de playa
y posteriormente ir ocupando la comarca a medida que las marchas de los
conquistadores españoles, portugueses, franceses, holandeses y británicos
subyugaban a los pueblos nativos que por centurias habían convivido en su
entorno natural en un extraordinario equilibrio, permitiéndoles desarrollar
grandes conglomerados urbanos en una
línea de tiempo bastante extendida en contraposición a la cultura
europea, que encadenaría y destruiría por completo toda la sabiduría ancestral
de esos pueblos extraños que jamás pudieron entender y mucho menos
comparárseles y ante el temor de lo segundo, simplemente los anularían.
Lo que más genero temor en los europeos conquistadores de
estas sociedades precolombinas, era la capacidad de los nativos para
comunicarse, sin el uso de un lenguaje escrito o código de alguna especie,
podían enviar instrucciones y encomiendas a lo largo y ancho de sus
territorios, lo cual complicó el proceso de conquista por casi cien años. Sin
embargo, la depresión psicológica de los nativos producto de la sensación
generada colectivamente por la creencia de que sus dioses y deidades los habían
abandonado y sumándole enfermedades como la viruela y todas las generadas por
transmisión sexual, junto a gripes desconocidas para ese entonces en el
continente, terminaron de someter a millones de seres humanos bajo la égida de
un proceso de asimilación cultural indetenible.
Los conquistadores europeos y los hechos fácticos de su
proyecto de dominación obraron a favor de su causa, solo tuvieron que esperar
que los acontecimientos fueran desarrollándose para ver completada la
aniquilación de todas las sociedades ancestrales opuestas a la marcha de su
progreso alienante.
Una vez consolidado el proceso de asimilación cultural, en el
caso particular de los españoles, se dedicaron a establecer por medio de la
implementación de ordenanzas reales, la organización de las postas, correos y
encomiendas que avanzarían a lo largo y ancho de sus posesiones de ultramar,
con el objetivo fundamental de mantener informadas a las autoridades destacadas
en esos territorios de la buena marcha de los asuntos imperiales en la colonia,
para ello se usaban las estafetas, así le llamaban a los hombres que a pie o a
caballo y si las condiciones de los caminos lo permitían usaban carromatos que
iban generalmente custodiadas por unidades de escoltas militares, cuya
responsabilidad era proteger las personas, documentos y mercaderías trasladadas
de una población a otra, y su fin último, era llegar a las fortalezas militares
ubicadas en los puertos para ser embarcadas vía marítima a la península ibérica
y puertos europeos.
Esta organización implementada a través de las ordenanzas
españolas, fortalecería la capacidad de comunicación y contribuyo
definitivamente a consolidar el vasto imperio español en América, en algunos
casos, sobre todo en la cordillera andina, adaptaron sus correos a los sistemas
que utilizaron los Incas (Los Chasquis) para facilitar que las comunicaciones
llegaran a las diversas posesiones coloniales ubicadas en tan abrupta geografía.
A partir de la primera mitad del siglo XVIII, se presenta en
la Provincia de Venezuela, autorizada por el Rey Carlos III, la Compañía
Guipuzcoana, que lograría a través de la regencia absoluta del comercio en el
territorio, el mejoramiento de las ordenanzas de postas, correos y encomiendas,
desarrollando este servicio para garantizar la salida de los productos al
comercio exterior y generar ganancias importantes tanto a la corona española y
los terratenientes dueños del sistema de explotación esclavista imperante de la
época en todos los territorios coloniales de ultramar.
No obstante, la fortaleza de su sistema de comunicaciones fue
sin duda alguna el correo marítimo, evitaban a toda costa que las mercaderías y
provisiones fueran expuestas al robo y el pillaje de los asalta caminos y la
casi inexistencia de rutas adecuadas para su traslado, privilegiaban la
navegación de grandes convoyes, para evitar de igual manera, a los piratas,
corsarios y bucaneros que azotaban estas concentraciones de barcos, para robar
el producto del saqueo español en tierras americanas.
Esto imperó a lo largo de todo el proceso de asimilación colonial
española, hasta principios del siglo XX, cuando las nuevas tecnologías, leyes
internacionales rectoras de la navegación, la definición de los Estados
nacionales y la demarcación de las fronteras en aguas marinas y submarinas, eliminó este tipo
de prácticas, presentándose solo, en conflictos bélicos como la Primera Guerra
Mundial (1914-1918) y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
La prensa y la guerra de emancipación americana.
Durante el proceso de emancipación, caso particular de la
Capitanía General de Venezuela a partir del 24 de octubre de 1808, se presenta
oficialmente, la primera imprenta conocida como “La Gaceta de Caracas” único
órgano de noticias autorizado para informar acontecimientos bajo la censura de
las autoridades realistas, que podían ser de dominio público, aunque circulaban
otros impresos panfletarios que llegaban de contrabando por las Islas del
Caribe, con la finalidad de causar confusión argumentando para ello los efectos
revolucionarios de la ocupación napoleónica de Europa y la necesidad de
declarar la independencia americana. El Generalísimo Francisco de Miranda en
sus dos incursiones fallidas de 1805 y 1806, traía consigo una imprenta. Él
estaba consciente del efecto que tendría la divulgación de ideas de libertad,
igualdad y fraternidad en las poblaciones de la provincia colonial venezolana
para sumarlas a su causa patriota.
Simón Bolívar a partir de 1810, cuando regresó de Londres,
donde acudió como comisionado de la Junta Suprema Defensora de los Derechos de
Fernando VII, e influenciado definitivamente por las ideas libertarias
albergadas en su corazón gracias al Generalísimo Francisco de Miranda, ya
abrigaba la esperanza de fundar un periódico, para lo cual compró una imprenta,
ubicándola en su casa de la esquina de Las Gradillas. Posteriormente refiere la
obtención de una imprenta en Haití, antes de comandar la Expedición de Los
Cayos en 1816, donde menciona la creación de un periódico en tierra firme. Sería
posteriormente conocido como El Correo del Orinoco opositor tenaz en la lucha en contra de la Gaceta de Caracas
controlada por realistas.
Destaca la carta enviada por Bolívar a Fernando Peñalver, a
quien solicita: “Mándeme Vd. de un modo u otro, la imprenta, que es tan útil
como los pertrechos”, mencionando además el hecho de que en sus campañas por el
Alto Perú siempre llevaba en los lomos de una mula una imprenta, en la cual
publicó El Centinela en Campaña y muchos decretos y manifiestos.
Se mantuvo en vigencia el Real Sistema de Ordenanzas de
Postas, Correos y Encomiendas, una vez que los movimientos revolucionarios
emancipadores triunfaron. En Venezuela se favoreció el surgimiento de una serie
de periódicos entre los destacados están: El Semanario de Caracas (1810-1811),
El Patriota de Venezuela (1811-1812), El Mercurio Venezolano (1811), El
Publicista de Venezuela (1811), entre otros, todos adoptaron una línea política
en defensa de la emancipación y contribuían a difundir órdenes e instrucciones
así como a informar el estado de las encomiendas a lo largo de las postas a las
cuales distribuían. Cabe destacar, que un gran porcentaje de la población
venezolana para esa época conocía poco o nada el uso de la escritura y de las
habilidades de la lectura, por lo que estas informaciones eran muchas veces
manipuladas o no llegaban a impactar, facilitando el manejo del conglomerado
social por las facciones competidoras por hacerse del poder.
La “era moderna” de la comunicación en Venezuela se inicia el
29 de mayo 1856, en el periodo de gobierno del General José Gregorio Monagas,
con la introducción del telégrafo eléctrico, y cuya primera línea fue
desarrollada entre Caracas y La Guaira, esto facilitó junto a la construcción
del Ferrocarril Central, obra iniciada e impulsada por el General Antonio
Guzmán Blanco, el proceso de modernización en Venezuela de las comunicaciones y
al mismo tiempo y paulatinamente el derrumbamiento de los sistemas coloniales
españoles regidores de esa materia.
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