Diógenes de Sinope fue el filósofo griego más famoso de la secta cínica. Vivió en el siglo IV antes de Cristo. Fue una figura muy interesante y controvertida. Vivía como un mendigo, tenía unas necesidades mínimas, era sincero con los poderosos hasta la impertinencia. Se le atribuyen muchas anécdotas, recogidas en diferentes fuentes, muy especialmente en la obra Vidas de filósofos ilustres, escrita por su tocayo Diógenes Laercio en el siglo III D.C.
La anécdota más famosa de las atribuidas al filósofo se refiere a su encuentro con el emperador Alejandro Magno. Se cuenta que, estando Diógenes en Corinto, dormía en un tonel o tinaja. Una vez llegó a la ciudad Alejandro "El Grande", con su aparatoso ejército.
Toda la población de Corinto fue a recibir al emperador, pero Diógenes era absolutamente indiferente al boato del rey, y se quedó sesteando ante su tonel. Entonces fue el propio Alejandro Magno quien, conocedor de la fama del filósofo, quien buscará a Diógenes. Le ofreció obsequiarle todos los dones que el filósofo le solicitara.
Pero Diógenes exigió una cosa: que el emperador se apartara, para que no le tapara el sol.
Esta anécdota, recogida por varias fuentes antiguas grecolatinas, incluyendo a Cicerón, Valerio Máximo y Plutarco, es relatada por Ramón de Campoamor en el poema: “Las dos grandezas”.
Las dos grandezas - Ramón de Campoamor
Execelente enseñanza de Diógenes gracias por publicar que tengan buen día
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