Elaborado por:
Teniente Coronel Edgar Alejandro Lugo Pereira
Especialista en Historia Militar.
Enfrentado la realidad histórica.
Tenemos un gran compromiso con nuestra herencia de lucha
libertaria emancipadora iniciado a partir del 19 de abril de 1810, fecha
puntual que materializó el deseo supremo de otorgarnos la soberanía absoluta
para conducirnos por el camino de la libertad, igualdad y justicia social.
Han transcurrido 207 años desde que iniciamos un proceso
originario, autóctono y responsable por mantener vivo el gentilicio venezolano,
lucha constante y dramática que los enemigos de la patria han tratado de
entorpecer históricamente, enfrentando modelos de gobernanza, debatiéndose
entre filosofías extrañas y modelos económicos de corte esclavista, explotadores
de los pueblos y de sus riquezas naturales que yacen en esta tierra de gracia
llamada Venezuela.
¡Esta revolución bolivariana es originaria! Citando a
Mariátegui:
“La revolución no debe
ser ni calco, ni copia, sino creación heroica”.
Es tan antigua como el movimiento emancipador concebido en el
proyecto de la Gran Colombeia del Generalísimo Francisco de Miranda y llevada a
la ejecución magistral por parte de Simón Bolívar “El Libertador”. Hemos
enfrentado con tenacidad y obstinación, todos los escenarios colmados de
adversidades, amenazas y abusos por parte de imperios antiguos y contemporáneos.
Han tratado de recolonizarnos y enmascarar nuestro signo libertario. Hemos sido
objeto en el transcurrir del tiempo de traiciones políticas, ideológicas y
económicas dentro y fuera de las fronteras. En fin, han tratado de menospreciar
la valiente lucha por granjearnos un espacio de dignidad en el concierto de las
naciones libres del orbe.
Venezuela fue forjada en un crisol de lucha armada, hemos
convivido con el fenómeno de la unión cívico – militar mucho antes que se
definiera esta simbiosis paradigmática, solo vivenciada por pueblos que han
mantenido su supervivencia precisamente en el arraigo constante de su espíritu de
patria perpetua, legada a las siguientes generaciones como una herencia que es
necesaria mantener a toda costa, de allí surge el compromiso con la libertad e
independencia que renace en el pueblo venezolano cada vez que este es
traicionado por sus opresores.
Estos opresores han venido por la revancha, nuevamente nos
enfrentamos a nuestros viejos enemigos colonizadores, fuerzas imperiales,
codiciosas corporaciones y abolengos marchitos y decrépitos en su accionar. Si hacemos
una odiosa comparación desde la perspectiva del poder económico, podríamos
catalogar a la Compañía Guipuzcoana del siglo XVIII, con la Empresa Polar,
siglo XX y XXI, encadenando en sucesivo orden, los demás poderes conquistadores
de las libertades de los pueblos para someterlos a sus más oscuros designios.
Formulando un punto de comunión.
Partiendo desde la premisa actual, estamos enfrentándonos a
la evolución constante de los modelos de dominación no convencionales que persiguen
desfigurar a los responsables de tantas afrentas contra la comunión libre y
soberana de los pueblos en nuestra región. Han logrado penetrar la alianza
bolivariana surgida en la primera década del siglo XXI, como nunca se habían
imaginado que pudiera suceder. Para ello es necesario recomponer el frente de
batalla, reducirlo y fortalecer nuestras defensas y cuando el momento sea
adecuado, contraatacar. La historiografía venezolana, está llena de ejemplos
históricos que dan cuenta de hechos extraordinarios y muchos en la historia
reciente, son inéditos en otras latitudes.
Fijar un hecho histórico como la lucha por nuestra actual emancipación,
nos obliga por acción reivindicadora, traernos los éxitos de nuestro pasado
liberador. Escribió Bolívar en la Carta de Jamaica (6-9-1815).
"El velo se ha rasgado, en América, hemos visto la luz,
se han roto las cadenas, hemos sido libres, pero nuestros enemigos quieren
volver a esclavizarnos". Sin embargo, no podrán pues toda la América se ha
rebelado, los americanos nos hemos rebelado porque no queremos continuar en la
condición colonial anterior, no queremos continuar viviendo en un mundo de
restricciones como hasta ahora es el que hemos vivido bajo dominio español: restringidos
para educarnos, restringidos para obtener libros y leer, restringidos para
cultivar, para vender, para gobernar; restringidos para comercializar con otras
naciones, distintas a España; restringidos para viajar y sobre todo,
restringido el pueblo a servir a sus amos no más. Tal situación
insoportable por más tiempo es lo que motiva entonces la lucha por la
independencia, misma que una vez alcanzada deberá ser garantizada en el tiempo
con la unidad de quienes antes eran esclavos de sus amos y súbditos de su rey.
El Comandante Supremo nos legó lo siguiente: “Aquí
se nos impuso a plomo, sangre, fuego y llamas, el modelo colonialista, que
termino siendo un capitalismo dependiente, origen de nuestra tragedia, de
nuestro atraso, de nuestro subdesarrollo, de nuestras miserias (Museo Histórico
Militar. Caracas 28 de julio de 2008).
Este año esta signado bajo la cualidad de “Bicentenario”, se celebra
el natalicio del General del Pueblo Soberano Ezequiel Zamora, relacionado
directamente con la inmarcesible libertad lograda con grandes entregas y
sacrificios por aquellos hombres y mujeres que navegaron por aguas turbulentas,
transitando los caminos de lucha a lo largo y ancho de la América Meridional.
Concluyendo.
Lo escrito por Simón Bolívar en la Carta de Jamaica y por
Hugo Chávez, nos refresca una condición premonitoria que en la actualidad
estamos padeciendo. Si lográramos perfilar correctamente estos eventos
históricos del pasado, podríamos sacar respuestas de donde no las encontramos
para compensar las dudas surgidas del vacío de la memoria colectiva que solo el
pueblo puede contestar. El Comandante Supremo en su visión integradora
bolivariana lo predijo y nos dejó la fórmula para actuar y enfrentar las
amenazas presentes y futuras. “La soberanía reside en el pueblo” “Solo el
pueblo salvara al pueblo, solo el pueblo construirá la patria nueva”. “Es en el
bolivarianismo que se recuperará la conciencia de la gran nación, de la gran
patria y por tanto, de una integración verdadera y profunda desde el alma de
los pueblos”.
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