martes, 22 de enero de 2019

Artículo: "Donde estamos fallando". 22/01/2019






Artículo escrito por:

Teniente Coronel
Edgar Alejandro Lugo Pereira

MSc. en Historia Militar

Horror en grado superlativo

Para poner en contexto el tema planteado es necesario, abordar con detenimiento las causas y motivaciones que  derivan este análisis circunstancial.

Como único punto presentaré el endurecimiento paradigmático cultural

En nuestra Revolución Bolivariana por cierto, totalmente sui generis, hemos avanzado hacia la consolidación de un Estado de derecho basado en la distribución de la riqueza y el ejercicio pleno de la justicia social enaltecedora del gentilicio libertario que hemos heredado de nuestros antepasados que lo dieron todo por alcanzar la emancipación definitiva y en el proceso,  modelaron las características únicas que nos hacen valer la venezolanidad que nos identifica como sociedad.

De allí parte el compromiso de no dar descanso al cuerpo, ni reposo al alma (parafraseando a Bolívar de su juramento), hasta obtener el resultado que tanto hemos buscado, sin mezquindad alguna para que la granamericania pueda ocupar su sitial de honor que le corresponde por derecho ganado en los campos de batalla de ayer, hoy y los que estamos por enfrentar.

Nos casamos con la Señora Libertad y la Señora Independencia, una bigamia que en lo particular, está refrendada por la "Divina Providencia", como un hecho inmarcesible, eterno y etéreo que no podemos traicionar, aún deseando hacerlo, el resultado invariablemente será nuestra eterna fidelidad.

Sin embargo, generacionalmente, nos enfrentamos a un fenómeno psicosocial que no es un hecho particular sobrevenido en esta tórrida latitud caribeña, se nos esta presentando actualmente en el orbe entero.

La nueva generación de hace 25 años aproximadamente han sido totalmente colonizada por el nuevo status quo imperante. Está generación, personalmente la he denominado: "LA GENERACIÓN  DEL DESPERDICIO" y tengo tristemente que generalizar porque estamos luchando contra hombres y mujeres que serán el próximo relevo de quienes precisamente, estamos dando la real batalla para preservar lo que nos legaron en custodia nuestros antecesores  consistentes en: valores, integridad, espíritu de cuerpo, ejemplo, virtud, puntualidad, moral, honor y lealtad, principios insoslayables de una existencia digna y provechosa.

Hace 26 años la generación que nos antecedió, tomó los estandartes de batalla y entregó su vida para allanar el camino y refundar nuestra República, dándonos por tarea, la preservación de las virtudes antes mencionadas en el párrafo anterior.

Tendríamos entre 23 y 26 años en promedio, cuando recibimos este extraordinario legado de vida transformadora.

Señoras y señores ya estamos entrando a nuestros complejos cincuentas de edad promedio, con la carga tan importante de garantizar la supervivencia del Estado / Nación, de los avatares del neocolonialismo rampante e indignante y para sorpresa, vemos con estupor a esta generación de mutantes distorsionados por las redes sociales entre otros disociantes tecnológicos, como los depositarios de tan magna carga, pero con solo colgársela ligeramente, observamos como se les doblan las rodillas por falta de entereza y fuelle para soportarla.

Donde está la responsabilidad de esta indescriptible realidad expresada en letras anteriores, sencillamente en entender que no forjamos la percepción de esos individuos, fuimos demasiados blandengues, débiles, faltos de carácter y carentes de niveles de exigencia, para poder enseñarles a enfrentar las actuales circunstancias.

Esta generación altamente toxica que aplaude la legalización del aborto, la igualdad de genero para restregarnos sus mariqueras en la cara y despenalizar la vagabundería, venden sus juramentos a la patria, venden al mejor postor sus principios, !Perdón me equivoque¡, hipotecan a quien mejor pague, los años de sacrificios hechos por nosotros y por nuestros padres con total impunidad y sin vergüenza alguna y entonces.

Esta generación se inmola ante el altar de la fatuidad, el plástico vivendi y no tiemblan ante el poder divino (Dios Todopoderoso), que a su juicio, es un invento para someterlos a los principios de luces y moralidad.

Cabe hacerse el cuestionamiento siguiente:

El Padre Libertador estaría equivocado cuando expresó:

"Moral y Luces son los polos de la República. Moral y Luces son nuestras primeras necesidades".

Podemos darle a este pensamiento una interpretación moderna adecuada a los nuevos tiempos.

"Un hombre con moral pero sin luces esta bien, nunca traicionará su principal tesoro, sus principios".

"No hay nada más peligroso que dar luces a una persona sin moral, porque esta terminará corrompiéndolo todo".

Preparémonos, esta batalla apenas esta por comenzar.

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