Escrito por:
Teniente
Coronel Edgar Alejandro Lugo Pereira
Especialista en
Historia Militar
SÉPTIMA ENTREGA
Es precisamente
esta consecuencia, que paradójicamente ha dado un fruto: La amoralidad. Es por
ello que la restauración de los valores morales es indispensable para que el
hombre alcance un desarrollo integral que mantenga equilibrado su estado
interior (conciencia en paz) con su estado exterior (integración en paz).
Es conveniente
establecer los elementos que constituyen y hacen posible hacer realidad la paz
y por ende ser sus protagonistas, un fenómeno hoy en día tan deseado pero tan
inobservado por la desmaterialización del hecho mismo de vivir en paz y
armonía, el sistema económico impuesto a partir del inicio de la revolución
industrial y la creencia falsa, que las maquinas harían mas felices a los seres
humanos, fue una panacea. Era necesario esclavizar al hombre al lado de su
artefacto mecánico, para sacar el máximo rendimiento de su producción, haciendo
inviable una sociedad utópica al estilo Roussesiano.
Para ello
debemos manejar tres elementos fundamentales que constituyen en sí misma la
paz:
ü Naturaleza
de la paz.
ü Condicionamiento
de la paz.
ü Origen
sobrenatural de la paz.
¿Dónde
nace la paz?: En el bienestar colectivo y en la justicia social, es la práctica
constante del bien común para todos, sin justicia, no puede sobrevivir la paz.
Muchas
personas se oponen a esta máxima, por ello, es que la paz es sacrificada en
nombre del desarrollo de la humanidad.
¿Por qué seguimos fieles a la creencia
que solo el progreso traerá paz y bienestar?
La
paz apunta al bienestar colectivo de la humanidad, ella en si misma trae una
dinámica inagotable e ineludible, que equilibrara tarde o temprano la naturaleza de los pueblos, intoxicados por
tantos odios y modelos anti naturales, llenos de falsos convencionalismos que
nos han hecho creer, que son males necesarios y debemos a aprender a vivir con
ellos. Nada más alejado de la verdad.
¿Cuál
es la verdadera causa existencial que de raíz, cancela la paz?
La
paz no la cancela la guerra, ni la carrera armamentista, ni los conflictos
internacionales. La paz la cancela la ambición y la fragilidad humana, que no
logra mantener sus convicciones para luchar por ella ¿Entonces porque no
vivimos en paz?
Porque
la condición para lograrlo, es generar
el compromiso y la mutua confianza entre los pueblos y derrumbar
progresivamente la tendencia histórica de imponer el terror por la fuerza de
las armas a los pueblos, despreciando sus conciencias más débiles. La paz no se
puede condicionar, generalmente cuando buscamos imponer la paz, basamos esta
bajo el poderío de la amenaza de las armas lo cual es un mal precedente,
recordemos “El Tratado de Versalles”[1]
Otros
aspectos que hay que enumerar y que condicionan a la paz son los siguientes:
Para bien de la paz.
ü La
seguridad de las personas.
ü El
respeto a la dignidad de los pueblos.
ü El
ejercicio de la fraternidad.
ü La
mutua confianza entre los pueblos.
En contra de la paz.
ü El
terror de las armas.
ü La
discordia entre los hombres.
ü Las
injusticias y desigualdades económicas.
ü El
deseo de dominio y desprecio por el ser humano.
ü La
envidia, la desconfianza, la soberbia y demás pasiones egoístas.
ü Los
sentimientos de hostilidad, menosprecio.
ü Los
odios raciales.
ü La
Xenofobia.
ü Las
ideologías obstinadas (religiosas, políticas y anarquistas).
El origen
sobrenatural de la paz está condicionada bajo la premisa de la percepción particular
o grupal de los seres humanos que la invocan, tiene una pesada carga
distribuida entre lo espiritual-religioso-esotérico, que escapa a toda
comprensión, sin embargo cuando una persona entra en comunión con la paz, se
observan grados de concentración que científicamente podrían catalogarse como
inexplicables. ¿Es esta carga sobrenatural que tiene la paz, que obliga incluso
a matar por ella?
… “No existe un
concepto universal de la paz. Esta es una de las dificultades que surgen al
intentar una aproximación al tema”[2]...
Hay que configurar
la historia del mundo hacia un destino absoluto de paz, y esa aspiración deberá
mantenerse firme apuntando ineludiblemente hacia un proceso de integración de
los pueblos, fortaleciendo la paz como medio de resolución de los conflictos y
como elemento disuasorio ante la materialización de la amenaza, cualquiera sea su procedencia.
Continuará...
[1]
Tratado de paz firmado al final de la I
Guerra Mundial, que oficialmente puso fin al estado de guerra entre Alemania y
los países aliados. Fue firmado el 28 de junio de 1919, en el Salón de los
Espejos del Palacio de Versalles, y significo la humillación y denigración al
pueblo alemán, lo que conllevo años después al surgimiento del Nacional
Socialismo liderado por Adolf Hitler, arrastrando al mundo a la II Guerra
Mundial.
[2]
Laguna Francisco. “Paz y desarme en razón y fé”, 1991, pág. 482.
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