Escrito por:
Edgar Alejandro Lugo Pereira
Especialista en Historia Militar
Desde tiempos inmemoriales la humanidad ha buscado dominar su
medio ambiente, su entorno y todas las fuerzas conocidas presentes en la
naturaleza, a través de la ciencia y la imposición de las creencias religiosas
sobre la existencia de un ser superior. En diferentes culturas ha sido
representado en el Sol, La Luna, el Viento, el Fuego, el Agua, en los animales
y hasta en nosotros mismos. He allí donde nace la necesidad de controlar todo
los que nos rodea, hemos puesto a nuestro servicio los elementos que componen
la naturaleza misma desde su unidad fundamental “El Átomo” y hoy en día, hemos
logrado descifrar hasta lo inimaginable “El Genoma Humano”, entonces ¿Por qué
no controlar las acciones de nuestra especie?...
En honor a la verdad si lo hemos hecho, pero de la manera
primitiva y brutal que nos ha caracterizado como especie ¿Cómo? Imponiendo
nuestros deseos sobre otros que no desean que se les domine, utilizando para
ello multiplicidad de mecanismos que nos han llevado irremediablemente al borde
de la extinción. La raza humana es la única especie en el planeta que ha
desarrollado el apetito de la destrucción, ninguna otra especie animal o vegetal
posee esa característica. En la naturaleza se mata por comer o sobrevivir, la
especie humana lo hace por el placer que le causa, y hasta ahora, ningún
científico o estudioso del comportamiento humano lo ha podido explicar.
Todo el mundo observo por la televisión el 9 de abril de 2003, como fue
derribada la estatua de Saddam Hussein en la Plaza Fedaous de Bagdad. Este
acontecimiento fue descrito unánimemente por la prensa y los medios
audiovisuales internacionales, como el símbolo de la caída de la capital iraquí
y por ende del régimen. Hussein fue capturado 8 meses después. Sin embargo, conviene colocar esta escena de regocijo
popular bajo un contexto de análisis para comprender el desarrollo exacto del
evento y su verdadera naturaleza...
En cuatro actos entenderemos cómo funcionan las Operaciones
Psicológicas:
Primer acto:
El pueblo impotente pero motivado
Un manifestante que se encontraba en la Plaza Fedaous, se
acerca al pedestal de la estatua de Saddam Husein, e intenta derribarla con una
maza. La empresa está condenada al fracaso y presenta incluso un carácter
irrisorio, dado el gigantesco volumen del pedestal de la estatua. Poco
importante, esta imagen evoca otra a los espectadores: la caída del Muro de
Berlín en 1989, en que cada ciudadano berlinés de ambos lados del infame muro, aportaban sus martillos y cinceles para
destruir simbólicamente el muro.
Segundo acto:
Recurrir al poderío estadounidense
Después de intentar, sin éxito, tirar la estatua de Hussein
con la ayuda de martillos, cinceles y cuerdas, (las cámaras de FOX NEWS, CNN,
REUTERS, BBC, AL JAZEERA, entre otras cadenas y corresponsales de guerra
anclas, estaban en la escena allí apostados convenientemente, filmando y
narrando en vivo todo). Los iraquíes en la plaza convenientemente estimulados
por animadores, solicitan el apoyo de un tanque norteamericano, “Un símbolo
dentro del símbolo”. El valor de este acontecimiento no ha escapado del interés
de los espectadores y los medios de comunicación a nivel mundial se han
mantenido al aire casi por decirlo “encadenados”. Por casualidad o conveniencia
planificada, se encontraba un blindado estadounidense estacionado cerca del
pedestal, equipado con una grúa para resolver la circunstancia.
Tercer acto:
Los Estados Unidos se hacen a un lado
El marine Edward Chin, del 3er. Batallón de Marines, trepa a
la estatua para engancharle el cable de la grúa al cuello de la estatua.
Aprovecha la oportunidad para cubrir la cabeza de Hussein con una bandera
norteamericana, rápidamente reemplazada por una bandera iraquí, para demostrar
que los Estados Unidos refrenan su omnipotencia y ceden su lugar al paroxismo
del pueblo iraquí.
Cuarto acto:
La caída
La estatua es arrancada de su pedestal. Es la caída de Saddam
Hussein y su linchamiento simbólico por los manifestantes. Muy rápidamente, los
principales funcionarios estadounidenses se aferran al acontecimiento y
subrayan su importancia ante los periodistas informando de inmediato, que el régimen
había sido derrocado por los iraquíes. Se puede destacar que el poder de los
medios de comunicación correctamente dirigidos logra justificar sucesos que la población
da por hechos consumados. Una imagen dice más que mil palabras.
En este caso particular de estudio, la reacción de los medios
estaba a la altura de la puesta en escena. Todas las redes noticiosas del mundo
difunden la información, y la misma se
transmite en directo en todos los idiomas; se comenta: El pueblo se precipita
para linchar la estatua. Al día
siguiente, ningún espectador escapó a la imagen y al shock noticioso. El
mensaje se ha transmitido, el régimen de Saddam Hussein ha caído. La guerra
duro 21 días y ha terminado, los Estados Unidos han ganado, y liberaron a los
iraquíes.
Entendemos con absoluta certeza, que los medios de comunicación
bien direccionados, aliados con intereses estratégicos a cualquier nivel,
materializan fuerzas sobrecogedoras e incontrolables, manifestadas e impulsadas
por el ansia de controlar escenarios que irremediablemente conducirán a la obtención
del poder, sin importar los costes del sacrificio, muchas veces pagado con la
sangre de los pueblos que inocentemente y sin explicación tienen que derramar,
para luego convertir sus tragedias en éxitos de taquilla hollywoodense, un gran
Bestseller, o crear fundaciones con fines altruistas, pero con raíces profundamente
corruptas. Tlatelolco, México 1968, Chile 1973, Argentina 1978, Tiananmen,
China 1989, El Caracazo, Venezuela 1989, Rwanda 1994, Libia, 2011, Siria 2013 y
Egipto así no los demuestran. Los medios de comunicación sin conciencia
editorial, son de hecho, actores criminales y responsables de tanta ignominia.
Después de 10 años de la invasión y posterior ocupación militar,
las fuerzas de la coalición liderada por los EE.UU en nombre de la democracia
occidental, y habiendo perpetrado el más infame genocidio que en época moderna
se haya realizado contra un Estado soberano. El pueblo iraquí se ha convertido
en el ejemplo a seguir por las naciones más desventajadas del orbe, para
mantener la tea encendida de la libertad y la autodeterminación de los pueblos
en contra de las pretensiones imperialistas que amenazan constantemente con
subyugar y someter a sus intereses más oscuros, la conciencia y cultura de las naciones
que día a día luchan por mantener su espacio vital dentro del planeta tierra.
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