domingo, 15 de enero de 2017

Ensayo de alerta para estimular la reflexión.

Reflexión

Escrito por:
Teniente Coronel
Edgar Alejandro Lugo Pereira

Amo a mi país como amo a mi familia, no hago distinción sin embargo, me veo obligado a escribir estas lineas fundamentándolas en una realidad incontrovertible basándome en el criterio social que hoy en día nos enseña una verdad.

!Que estamos haciendo mal¡
Tenemos que salir del letargo de la desocupación, de la dependencia de las ayudas sociales otorgadas a quienes no la necesitan o merecen.

!Me explicó¡
Para una Nación que aspira a tener el máximo de bienestar posible, necesariamente tiene que ocupar a su pueblo en un marco laboral continuo para evitar el ocio que la desocupación genera como un cáncer que ataca las células de un cuerpo sano hasta que lo destruye, sin animo de ser critico, lamentablemente el país que tanto amo en estos momentos esta padeciendo varios cánceres que enumeró a continuación:

El cáncer de la corrupción
El cáncer de un pueblo desocupado
El cáncer de la ineficiencia
El cáncer de gerentes incapaces
El cáncer de la mala educación familiar
El cáncer de los anti valores en toda la extensión de la palabra
El cáncer de la inseguridad y...
El cáncer de la viveza y vileza mal llamada criolla para justificarla como algo intrínseco y posesión natural de los venezolanos, me detengo acá, para no seguir mostrando más herrumbre.

Este fin de semana fui al Parque Nacional Morrocoy, como cualquier venezolano que puede ir a un paraje hermoso de esta tierra de gracia, tenia aproximadamente 20 años que no iba a Morrocoy y en esa oportunidad consideré que tenía un estado adecuado a pesar de su gran afluencia de temporadistas. Y me remonte 15 años más atrás de la fecha que les señalé en lineas anteriores, osea 35 años recordando que uno llegaba a Tucacas, estacionaban el vehículo familiar y teníamos que ir caminando hasta la reserva natural antes mencionada, pasar el puente de Punta Brava y caminar kilómetro y medio para poder llegar a bañarse y pasar un día extraordinario.

Pues bien en la actualidad llegas con tu carro hasta el último rincón del parque natural, lo que más me causo ruido es que el ministerio que le corresponde la responsabilidad de «GERENCIAR» uno de los cánceres mostrados en el párrafo superior, cobrará la ridícula suma de 80 Bolívares por vehículo y me preguntaba esto es suficiente para lograr que la gente gozará y disfrutará de una otrora playa paradisíaca, que no tenia nada que envidiarle a cualquier destino de calidad internacional.

¿Por qué sucede esto?
Simple, no existe la visión clara de obtener un equilibrio del goce y disfrute, la inversión y mantenimiento y la obligación al turista de preservar sus espacios naturales para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos. Me detengo aquí para no seguir mostrando los demás cánceres que nos están matando como sociedad lentamente, indolora y asintomaticamente.

Me duele el alma, me duele el espíritu y me siento triste y corresponsable por tanta indolencia, necesitamos urgentemente una reingeniería, un punto de equilibrio, volvernos a enamorar y al hacerlo, miraremos con compasión y humildad el tremendo daño que le hemos hecho a nuestra naturaleza y estoy convencido como la luna plena que hallaremos la luz del faro que ilumine el navío para atracar en puerto seguro.

Lo demás llegará por añadidura.

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