jueves, 4 de julio de 2013

BOLÍVAR Y EL 4 DE JULIO DE 1811

BOLÍVAR Y EL 4 DE JULIO DE 1811.

Escrito por:
Tcnel (ret) Edgar Alejandro Lugo Pereira
Especialista en Historia Militar

Consideraciones previas.

A principios del siglo XIX, aun pesaba sobre la América con mucha fuerza y opresión el sistema colonial. Europa se encontraba enferma y convulsionada de tanta anarquía y desorden, como consecuencia del quebrantamiento del orden absolutista, gracias al grito de libertad, igualdad y fraternidad que la revolución francesa iniciada el 14 de julio de 1789 origino y permitió extender un manto de rebeldía incontenible a los confines del mundo occidental, propiciado en gran manera por un proceso liberador del pensamiento que estuvo enclaustrado por un régimen de control religioso bajo la egida del estado papal y su ejecutora mas lacaya y mordaz como lo fue, la Santa Inquisición.
Era menester entonces atacar con el poder monárquico y su aliado clerical, toda manifestación de rebeldía y de juicio crítico que pusiera en duda el status quo imperante para la época, sin embargo ninguna persecución, prohibición, amenaza, exilio o tortura podría contener el ansia de cambio que reclamaban, quizás instintivamente los pueblos subyugados por tan arteras conspiraciones tan complejas en su entramado pero tan vacías y simples en su utilidad.

Montesquieu, Voltaire, Turena, Abate San Pierre, Hobbes, Emmanuel Kant,  Jeremy  Bentham entre otros, concebían el mundo por venir como el encuentro de lo intangible lo etéreo, con lo científico, el método y el saber racional, ya bastaba de tanta superficialidad y estrechez del razonamiento humano que solo persiguió por cientos de años apagar la luz de ese verdadero poder divino en qué consistía la creación.

Juan Jacobo Rousseau desde el punto de vista de lo social por ejemplo, concebía la democracia como un gobierno directo del pueblo, por lo que desechaba la idea de un poder absolutista regentado por la aristocracia que predominaba para la época en Europa a la cual el aborrecía, sin embargo, por exclamar esas ideas, logran convertirlo en un paria de su propia tierra hasta el punto de ser desterrado de Francia en 1765, por sus ideas revolucionarias expresadas tácitamente en sus obras: El Emilio o de la Educación, y del Contrato Social.

El sistema el cual defendía, se basaba en que todos los ciudadanos eran libres e iguales y que podían manifestar su voluntad para llegar a un acuerdo común lo que Rousseau denominaba un contrato social. El diría entonces:

“…Toda ley que el pueblo no ratifica, es  nula y  no es ley y  que  la soberanía no puede ser representada por la misma razón que no puede ser enajenada…”
He aquí la causa de la inmensa influencia que ejercería Rousseau, ya que los filósofos al combatir la religión y todas sus estructurales morales, habían arrancado de los hombres la fe, bajo el peso de formalismos y banalismos, que más bien obstruían el acercarse a lo real a lo tangible sustituyéndola por lo etéreo y lo inalcanzable donde mora dios que él consideraba una panacea.

Rousseau concibe el paradigma del hombre encadenado en su novela El Emilio que es el fiel reflejo de lo que percibía de la sociedad de ese entonces y por ende había que erradicarlo, por lo que sus postulados conducen finalmente a profundizar que los pueblos y sus ciudadanos tienen el derecho natural de dictar su porvenir, ideas estas que se convierten en referencia preponderante en las generaciones que lo leerían y pondrían en práctica años más tarde,  modificando para siempre la conducta y el devenir de los pueblos hasta la actualidad.

América, no estaba ajena a lo que sucedía en Europa, los conquistadores españoles, portugueses, ingleses y franceses, no se diferenciaban mucho de los que habitaban en sus comarcas, pero eran mucho más radicales y feroces en la idea de dominación y subyugación sin importarles el valor de lo descubierto y dominado, se dedicaron a violar y saquear los pueblos oprimidos en nombre de dios y de sus reyes.

Desconstrucción de las ideas del discurso de Simón Bolívar.

¡Trescientos años de calma no bastan! (Bolívar, S. 2010: 9), clamaría el Coronel Bolívar el 4 de julio de 1811. En esta expresión denota un grado de exaltación, pero también de grave frustración al ver que no se tomaban las decisiones más lógicas y radicales para garantizar un proceso liberador del coloniaje, a sabiendas que estaba profundamente amenazado por enormes indecisiones nacidas de imprecisiones que solo abrirían las puertas de la anarquía e inseguridades mas absolutas de un status quo amenazado por lo que más temían, perder sus privilegios coloniales. ¿Entonces de que libertad se estaba hablando en el Congreso y en la Sociedad Patriótica?

Quizás Bolívar, comprendía directamente las consecuencias que febrilmente sentía a partir de su regreso de Gran Bretaña, donde las voces más disimiles no concertaban una palabra que él sentía que le quemaba las entrañas y que deseaba escuchar “Unión” todos los involucrados tanto en la Sociedad Patriótica y el Congreso no alcanzaban un clima definitorio, y sabiendo que Simón para ellos representaba solo un apellido familiar poderoso que sería utilizado quizás para obtener financiamiento, fue que se armo de valor e hizo lo que cualquier joven adulto se atrevería a hacer: “ No es que hay dos Congresos”. (Bolívar, S. 2010: 9)
 
Con esta frase reta desde la Sociedad Patriótica, al mismo Congreso de indecisos y lacayos interesados, logrando desnudar de un solo golpe las verdaderas intenciones de los legisladores, quienes presumiblemente le daban larga al asunto de la independencia para esperar los acontecimientos que en Europa estaban ocurriendo y que en poco tiempo favorecerían al Reino Español, y por ende satisficieran  a las clases dominantes, que estando dentro y fuera del Congreso apostaban por el fin de la correría libertadora.
 
Francisco de Miranda ya entrado en años, lleno de experiencia y de sabiduría, al abrirse la sesión en el Congreso en la mañana del 5 de julio,  pone en discusión este punto e interviene con un discurso arrollador, lo que quizás obliga bajo presión de la Sociedad Patriótica y sus barras exaltadas clamando libertad, a realizar una votación que unánimemente, salvo un voto, da por declarada la independencia de la provincia.

Pero Bolívar no deja de increpar a sus adversarios, ya se ha ganado por derecho  a los enemigos que le perseguirían durante toda su vida, su propia casta mantuana, ¿pero si lo sabía?, no le dio importancia, ya él era ganador ex profeso, simplemente porque logro posicionarse como una referencia política, cuando nadie quería apostar por él, incluso más adelante, el Generalísimo  Francisco de Miranda dudaría de sus capacidades como combatiente, hasta que Simón  logro en el campo de batalla convencerle de su inmensa equivocación siendo el sitio de Valencia, su primera campaña militar y su primer triunfo en armas.

En esta  airada exclamación, concentra una corta y precisa andanada discursiva que hace impacto devastador en quienes le escucharon ese cuatro de julio de 1811, haciendo crepitar la hoguera del sentimiento patrio, que solo son capaces de encender aquellas almas sinceras y fieles creyentes de sus designios, ! Ya era la hora de hacer cumplir su juramento hecho en el Monte Sacro ¡

Simón temía a la indecisión, fue un sentimiento que le persiguió toda la vida hasta la muerte y por ello no se detenía, no vacilaba, aun después de equivocarse, retomaba el control de la situación, sin más resquemor ni remordimientos. Solo su conciencia y el batallarían por imponer la razón y la virtud sobre el carácter y sus impulsos, vendrían en sus recuerdos las enseñanzas de su amado Robinson y su característico filosofar aristotélico. En sus delirios, es que podían avizorarse sus conflictos, pero solo delirando es que se alcanzaba entender tanto encono y empeño por lograr sus objetivos. En Pativilca, nos muestra la magnitud de su discurso y su complejidad.

La inmensidad que alcanza Simón con este discurso, solo es comparable no por su extensión sino por su mensaje, con el discurso pronunciado en Angostura en 1819, es increíble cómo se describe su magnificencia discursiva al utilizar magistralmente los sentidos de quienes le escuchaban, llevándolos al pleno y claro convencimiento que había que construir una República solida, libre y soberana, buscando la integración de los pueblos para su beneficio y la paz. El Discurso de Angostura, contiene la síntesis del pensamiento republicano y liberal del Libertador.

En definitiva fue este proceso liberador de pensamiento, que ayudaría a sembrar las semillas de cambio en aquellas mentes privilegiadas que formo y protegió el sistema de gobierno imperante para la época, sin embargo, como si de un cáncer fulminante se tratase, el mismo cuerpo que combatió el ideal de cambio renacentista, permitió que la metástasis de la revolución hiciera estragos hasta hacer caer los grandes imperios absolutistas y llevarlos a una postración agónica del que hoy en día solo quedan raros vestigios de un pasado bochornoso y banal, pero a su vez  transformándose en otro modelo más mortal y aniquilador, del cual la raza humana y todas las especies que habitan el planeta están bajo la amenaza de desaparecer para siempre.

Sin duda, Simón marca una premisa fundamentada en un solo deseo fundacional que convierte en una orden imperativa y furiosamente encomendada “Estamos resueltos a ser libres” (Bolívar, S. 2010: 9). En la necesidad de fomentar la unión, es lo que nos permitirá sostener la libertad, entonces surge otra premisa “vacilar es perdernos”, (Bolívar, S. 2010: 9).  Es allí donde se muestra el carácter acerado y valeroso de un hombre con sentimiento de identidad patria y libertad, no vacila y no tiene miedo, aun sabiendo que esto en cualquier momento desventurado le podría costar hasta la vida.

CONCLUSION
 
Podemos inferir entonces, que el ser humano en la búsqueda de la verdad que lo hará libre, siempre se mantendrá persiguiendo de una forma u otra la panacea de una paz perpetúa que proporcione y ofrezca la mayor cantidad de felicidad posible a sus conciudadanos.
Sin embargo nuestro espíritu guerrerista y conquistador de alguna forma quizás animal e instintiva, nunca nos dará la oportunidad de acceder a ella, solo porque la naturaleza dominante y retadora nos impone una restricción y para poder vencerla sería necesario un profundo cambio socio cultural empezando por transformar los modelos de producción para permitirnos volver a las raíces de nuestra concepción humana y refundar los principios morales pregonados hoy en día, pero que lamentablemente no cumplimos por las ambiciones y visiones personalistas que individualmente practicamos, entonces podríamos preguntar lo siguiente:

¿Bolívar sentiría miedo a subir los peldaños de la escalera hacia la puerta de la libertad?
¡Simplemente “si”¡

Era un hombre modelado por las circunstancias en un tiempo de brutales transformaciones que destruirían el concepto de una sociedad feudal y abriría paso a la modernidad con sus vicios y virtudes como pasajeras permanentes de un pasado imposible de borrar de la memoria de los pueblos.

Todo héroe tiene miedo, solo que el logro convertirlo en arrojo, audacia y valentía, mientras que otros se dejarían arropar por el pánico y el terror, en fin era el hombre de las dificultades.
Simón era un visionario, un hombre fuera de su tiempo, un ser que buscaba la paz sin renunciar a la batalla, si de esta última, la paz dependía su existencia.

Referencias:
Bolívar, S. (2010). Doctrina del Libertador: Editorial Ayacucho y el Banco Central de Venezuela.
 Historia Universal, Perenne, editorial cumbre, 1978, tomo IV.
Pereira, G. (2007). Simón Bolívar, escritos anticolonialistas. Fundación Editorial el Perro y la Rana,
Proclamas y discursos. (1984). Biblioteca de la Sociedad Bolivariana de Venezuela, tomo I.
Polanco, T. (1994). Simón Bolívar, ensayo de una interpretación biográfica a través de sus documentos. Editorial Hurope, S.l. Barcelona España.

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