Escrito por:
Teniente Coronel
Edgar Alejandro Lugo Pereira
Especialista en Historia Militar
Escribir sobre la historia patria venezolana hoy día, presenta grandes
retos y dificultades, especialmente en el manejo de las fuentes primarias de
información, las cuales permitirán tanto al investigador como al lector más
perspicaz, aproximarse en lo posible a los hechos narrados, y de esta manera
quizás, llegar a una conclusión la cual por lo general, se encuentra bajo una
niebla discursiva sospechosamente llena de presunciones, plagadas de errores
apreciativos resultado de la mala praxis investigativa.
Esto ha traído como
consecuencia, que nuestra historia esta desproporcionada en relación a las
realidades de un pueblo que a lo largo de un periodo de 200 años de ensayos
republicanos, ha sufrido en carne propia y ha pagado con sangre, los avatares
de su consolidación como nación identificada precisamente con un destino
fundido inmarcesiblemente con el grito revolucionario de:
…“Liberté, Egalité y Fraternité[1]…”
No es del todo erróneo
pensar ¿Si se aplicaran los estudios sociológicos a los fenómenos
historiográficos que hoy en día consumimos ávidamente, escritos en el pasado y
leídos por muy pocos en el presente? ¡Nos sorprenderíamos inmediatamente con lo
que hallaríamos!
Durante la consolidación
del Estado venezolano, hemos sido objeto continuo de un proceso de forjamiento
e imposición de corrientes historiográficas bajo la hegemonía absoluta de la
filosofía positivista, la cual nos ha marcado dolorosamente su criterio,
precisamente materializado en los investigadores históricos venezolanos y
extranjeros que hicieron realidad sus narrativas, navegando como corsarios
licenciosos sobre las memorias colectivas de un pueblo comprometido con su protagonismo
constante y dedicado, muchas veces y sin
saberlo, actores consagrados, silenciados por los intereses oscuros de castas
de poder de donde estos lustrosos navegantes provenían, dejando como resultado
una historia nacional muy maltratada, acomodaticia y ajustada a las corrientes
políticas del periodo caudillesco en turno.
Es menester en momentos
revolucionarios como este, abrir las alamedas del conocimiento real, no el
quijotesco, no el que esta épicamente narrado. Es hora de afinar el discurso y
apuntar hacia el horizonte de una historia realmente humana, escrita por
humanos y dirigida a seres humanos, que dicte los parámetros de la
responsabilidad historiográfica para las generaciones futuras y evitar la
sobredimensión de los acontecimientos que más temprano que tarde, quedaran
simplemente al descubierto, y sobre todas las demás, sacar del ostracismo a los
hombres y mujeres que lo dieron todo para construir esta patria grande, partera
de naciones y alma de los cuerpos inmolados en nombre de la independencia.
Es perturbador como y a
pesar de los esfuerzos que en esta materia ha puesto el gobierno nacional, y con
extrema urgencia estratégica, ¡la ola de la corriente histórica y del
revisionismo historiográfico no ha alcanzado la altura deseada[2]!
El problema radica principalmente en los pocos espacios que existen para
cultivar a los impulsores de estas corrientes. Y es el área de la investigación
histórica, una de las más débiles y menos populares.
El otro problema a afrontar es la mala preservación del acervo
histórico, ¡Salvando algunas distancias[3]!
Sin embargo, es urgente y necesario intervenir los documentos que se encuentren
en malas condiciones de preservación ejemplo de ello, son los archivos
coloniales, muchos de ellos están depositados en sótanos de las iglesias y
demás espacios eclesiásticos, esto aduce simplemente, porque era el clero que
llevaba los registros históricos de cuanto acontecimiento ocurría en sus
jurisdicciones, los libros de sepulturas, misales, casamientos, licencias,
nacimientos entre otros, que son verdaderas fuentes primarias para la
investigación y reacomodo del proceso histórico venezolano y más allá, es la
fuente de comprensión sociológica de la idiosincrasia y en ella radica nuestra
identidad y fortaleza.
…“No haremos el futuro grande que estamos buscando, si no conocemos el
pasado grande que tuvimos[4]…”
¡Esta aseveración es absolutamente lapidaria! ¿Quién más preocupado por
esta realidad? Hugo Chávez, elevo a los confines del razonamiento popular, las
consignas propias de la historia patria, haciéndola reverberar en las
conciencias de todos sus actuales dolientes.
No es para menos significativo pensar en el altísimo compromiso que
hemos heredado de sus manos, ¡Pues entonces hay que fortalecerla! ¡Es
urgente rescatar el acervo histórico general de la nación![5]
Para ello hay que refundar y sostener con presupuestos suficientes tamaña
empresa. Es necesario consolidar en cada región de defensa integral, grandes
centros de investigaciones históricas y semiológicas con su correspondiente
museo, y partiendo de allí, recopilar todo documento u elemento histórico que
se encuentre en mal estado, abandono y carente de doliente, aun estando bajo su
responsabilidad, además dé dar cabida a los investigadores nacionales e
invitados internacionales que participen en el armado del tejido histórico
nacional, de hecho manipulado, para invisibilizar muchos eventos y ocultar
responsabilidades, sustituyéndolas por otras realidades muy ajenas al sentir
nacional.
Sin duda alguna podemos inferir con toda justicia, la necesidad
impostergable de avanzar con prisa y sin pausa por los ejes de aproximación de
los objetivos aquí planteados, aprender de las mejores fuentes nacionales y
extranjeras sobre la conservación y preservación de los patrimonios nacionales
y sobre todo, la preparación del recurso humano en el proceso de su formación y
posterior capacitación para especializarlo en áreas tan disimiles del arte
universal, pero tan ligadas entre sí, que su abordaje y tratamiento requerirá
décadas de compromiso constante hasta que se logre estabilizar el patrimonio
nacional. Es nuestra responsabilidad y será el legado que entregaremos
celosamente a las generaciones futuras, que nos reclamaran gravemente por la
desidia y el olvido o reconocerán que hubo dolientes, y gracias a su empeño,
tendrán como definir contundentemente la palabra “Patria”, que en la
praxis etimológicamente originaria es “Legado”.
Cabe hacerse la pregunta: ¿Qué dejaremos como legado a las generaciones
por venir? Este y demás cuestionamientos nos dan una alerta, pero el compromiso
nos avizora el camino a seguir, ya existe una generación de jóvenes que están
comprometidos con diversas áreas de la investigación y hay que apoyarlos, sin
duda alguna los resultados serán positivos en una gesta que es tan dura como la
peor batalla que haya enfrentado “El Libertador Simón Bolívar”, gracias a su encono y tremenda responsabilidad,
lego a sus hijos américo-meridionales, su historia cifrada y recopilada en
innumerables tomos documentales donde reposa su obra, acción y pensamiento, tan
vigente y real como la vida misma, hecho que mantiene encendida la tea inmortal
de la revolución en su patria y allende fronteras.
La historia patria venezolana es una y es compartida, sus elementos
gloriosos están fundidos en el crisol de la guerra y forjados con herramientas
de paz. Sus artesanos, hombres y mujeres, cincelaron y pulieron la roca de la
nacionalidad, y donde el Estado asienta el gobierno bajo la constante
observación del poder originario “El soberano”.
[1]
José
Bálsamo, Conde de Cagliostro, mejor conocido como Cagliostro nacido en Palermo,
Italia en 1745, fue el primer masón que utilizó en la Revolución Francesa los
"Principios Universales de Libertad, Igualdad y Fraternidad" en un
discurso pronunciado en una Logia de la calle Platiére en París, y empezó
diciendo: "Comenzaremos por la Libertad, y ante todos HH no confundáis con
la independencia; no son dos hermanas que se parecen, sino dos enemigas que se
odian". … No hagáis, pues, de estas
tres palabras: LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD, solamente la divisa de Francia;
inscribidla en el lábaro de la humanidad, divisa del mundo... lasamotracia.com/samos/libertadigualdad.htm
[2]
Esta caracterización recoge algunos atributos
sobresalientes sobre el tema desarrollado, y nos conduce hacia el
enfrentamiento de una realidad abrumadora de la cual podríamos establecer
estrategias operacionales para su correcto abordaje y resolución. Debo expresar
mi gratitud al licenciado Duilio Medero del CEOFANB, por las estimulantes
discusiones sobre estos tópicos.
[3]
Expreso mi reconocimiento tácito al Archivo
histórico de la Procuraduría General de la República Bolivariana de Venezuela,
ejemplo a seguir sobre la materia de preservación y conservación de documentos.
[4]
Pensamiento
de Hugo Chávez, acuñado durante su alocución en el programa televisivo “Alo Presidente
Nro. 244” realizado en el Salón Ayacucho del Palacio de Miraflores el 15 de
enero de 2006.
[5]
Entiéndase como acervo histórico general, toda
fuente primaria de información, objeto artístico, mecánico, audiovisual o
manuscrito que sea de interés patrimonial para la nación.
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