DISERTACIÓN SOBRE DON ANDRÉS BELLO, SU DIÁSPORA Y EL ARRIBO A
LA GLORIA DE LA FILOSOFÍA
Andrés Bello, produjo la batalla emancipadora del saber, con
el fusil de su gramática.
J. R. IZQUIERDO.
Con este
pensamiento, he deseado dar comienzo mi dialogo unidireccional con ustedes, estimado
auditorio, para entregar mi punto de vista, algunas ideas y pensamientos que
quizás a muchos les parecerán familiares, y a otros no tanto, buscando con ello
y en cierta medida; enriquecer la mañana de hoy con un sentido aporte histórico
sobre la vida y obra de un gran maestro venezolano como lo fue Don Andrés de
Jesús María y José Bello López.
Hombre que
gracias a su esfuerzo intelectual y productivo, marco hito en el devenir de los
tiempos, ilustrando la memoria de los américo – meridionales, con su grácil
pluma y fuente de tinta inagotable, para legarnos una vastedad de conocimientos
en las letras y en las artes. Conocido simplemente como uno de los maestros que
tuvo bajo su cargo a Simón Bolívar. Hay que recordar que Bello solo le llevaba
de madurez 2 años a su aventajado alumno, joven bastante irreverente y exigente
para su gusto. Tiempo después Bello diría: “A Simón le di clases de artes, ello
lo considero un logro, ya que desperté un alma sensible”.
Ciertamente
a partir de 1799, eran tiempos peligrosos en la Capitanía General de Venezuela,
para andar por allí presumiendo de sabiduría y de hartos conocimientos en áreas
disimiles del saber, existía “SI” una persecución absoluta de todo signo de
ilustración o de enciclopedismo, fenómeno exacerbado por la Revolución Francesa
que había llegado para subvertir precisamente el orden absolutista concebido
por siglos de dominación clerical, inquisitorio y monárquico, y eso al reino
español, le estaba ocasionando tantos o más problemas, que su eterna rivalidad
con Francia e Inglaterra.
Había sido
delatada la conspiración de Gual y España, siendo sumariamente enjuiciados y
ejecutados con una saña terrible, persiguiendo con esta sádica acción,
invisibilizar al pueblo sobre los avatares libertarios que el mar, a pesar de
su vastedad, no era suficiente para contener y silenciar los acontecimientos
europeos. Las gentes se preguntaban en voz queda casi como un murmullo, ¿Porque
somos tratados como unos bastardos? Ya habían llegado a las costas americanas
ejemplares de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y se distribuían panfletariamente
trozos de sus postulados, y los pocos marginados que sabían leer, se reunían en
secreto con muchos otros que no sabían tanto, y las preguntas inquisidoras
surgían inmediatamente y con sus consabidos ¿Por qué? Muchas veces no respondidos.
Había pocas personas, de alguna manera podían interpretar los acontecimientos
europeos correctamente.
Pedro Camejo, “El Negro Primero”, en conversación con “El
Libertador”, en el hato Cañafístola en 1818, le respondería lo siguiente: “Es
que el taita Páez no enseño que es la patria, y esa diablocracia de la que
hablan los blancos, no era cosa mala. Por eso taita Bolívar, sirvo pa los
patriotas”. Esta anécdota, nos ilustra sobre la condición social y educativa
del pueblo venezolano para ese entonces.
Don Andrés
Bello, no estaba ajeno ni marginado de estos eventos, estaba ansioso
presumiblemente de adquirir más información sobre los particulares
revolucionarios sin embargo, como todo hombre extraordinario en tiempos
extraordinarios, gozaba de la confianza y credibilidad de las autoridades de la
Capitanía General de Venezuela y era
aceptado en todos los corrillos sociales, que se dedicaban por entero, a
comentar muy reservadamente, las noticias llegadas a través de las
correspondencias oficiales y encomiendas reales procedentes de España.
Sin embargo
1810, marcaría un giro en el timón del ilustre americano, que de otra forma no
hubiera podido evitar, y es así como se ve involucrado precisamente en el
torbellino de las imprecisiones libertarias. ¡O defendíamos los intereses del rey
o los intereses criollos! He aquí el dilema histórico de Bello, ¿Fue un
verdadero realista o un convencido revolucionario? Hay muchos historiadores que
han detractado su figura, otros que la han apoyado, lo cierto del caso es que;
para esa época, era muy conveniente en especial para Andrés Bello, ser
cálidamente receptivo a todas las disposiciones que en su ilustre calidad como
servidor público, tenía que asumir para poder dar cumplimiento a sus
responsabilidades, ya que en el mundo de los ciegos, el tuerto es el rey.
Bello
era en definitiva el tuerto. Una persona con la capacidad para atender
responsabilidades complejas en ese entonces, era casi imposible de hallar, y
Andrés sirvió a tres Capitanes Generales, antes del 19 de abril de 1810; y
luego de esta fecha, siguió cumpliendo sus funciones como Oficial Primero de la
Capitanía General, pero adscrito a la Secretaria de Relaciones Exteriores,
regentada por Luis López Méndez, gracias a su actitud y su prudencia, es que
Bello mantuvo sus opiniones bajo una estricta reserva.
El 10 de
junio de 1810, Bello es comisionado junto a Bolívar y Luis López Méndez, para
solicitar auxilios a los británicos para la causa libertadora. Andrés Bello, ya
no volvería más a su Caracas natal, su Caracas de siempre. Las causas de la
negativa para su regreso del todo no están claras, pero según J.R. Izquierdo
autor del libro “Miguel de Cervantes y Andrés Bello”. Deja bien en claro que: “El
estado anímico de Bello cambio dramáticamente a ser involucrado en la
Conspiración de la Misericordia de 1810” (Izquierdo, pág. 181), esto afecto mucho su credibilidad como
diplomático y hombre de letras, y esa sombra le persiguió junto con sus
detractores, hasta el fin de sus días.
Andrés Bello permanecería 19 años en
Londres, sufrió hambre, miserias, desprecio y enfermedad, pero conoció también
el amor de su vida, Mary Ann Boyland, quien le da tres hijos, Carlos, Francisco
y Juan; este último, fallece al año de nacer, y cuatro años después fallece su
esposa. Cabe destacar estos hechos para poder entender, porque Bello, a
sabiendas de estar sufriendo estas penurias, no regresaba a Venezuela, hasta el
mismo General Bolívar, se lo solicito en varias oportunidades. Simplemente no
tenía las condiciones anímicas y económicas para hacerlo y con dos hijos
pequeños bajo su responsabilidad, era menester en ese entonces; algo temerario
y difícil de conseguir en condiciones tan exiguas como las que el observaba.
Después entra en su vida otra británica. Elizabeth, con quien procreara 12
hijos y será la mujer que le acompañara hasta el fin de su existencia en Chile.
En 1822 es
nombrado Secretario de la delegación de Chile en Londres, y de allí comienza a
configurarse el Bello, inmarcesible y erudito, el Bello rememorado y cabal con
sus preceptos educacionales en fin, el Andrés Bello rumbo a la inmortalidad.
Sus obras numerosas, las más importantes “Gramática de la Lengua Castellana
destinada al uso de los Americanos”, y “Silva a la Agricultura de la zona
Tórrida”, dando a conocer la belleza infinita no descubierta americana, nos colocan
frente a una escuela filosófica única en su estilo. La Escuela Bellista, su
producción en el área educativa una vez llegado a Chile, fue portentosa. A
partir de 1829, su gloria comenzó a incrementarse.
Ya sabemos por
qué no regresa a Venezuela Andrés Bello, un hombre agradecido y querido por una
patria que no era la suya, no le quedo otro camino que comprometerse con la
nación chilena, la que le dio cobijo. Sin embargo, le otorgó a las letras
americanas lo mejor que se le puede dar a los ciudadanos, su respaldo absoluto
y su confianza por lo que sus proyectos encontraron abono fecundo para su
desarrollo y consolidación, y hoy en día a pesar de los dramáticos
acontecimientos que en el área de la educación, están sucediéndose en ese país,
siempre estará la figura de Bello como el Filósofo Américo – Meridional más
prominente de su época y a su vez uno de los ponentes de la letra castellana,
más notorio de nuestro gentilicio venezolano.
A mado poeta de mil letras.
N olvidaremos jamás tu grandeza escritora.
D e simples cosas, sacaste grandes.
R omantico fuiste a motor.
E namorado sin control.
S on tantas cosas que podría contra ti.
B elleza supiste
apreciar de América.
E enaltecerla fue tu pasión.
L o pequeño es tan grande para ti.
L o inalcanzable te fue accesible entre palabras.
O h mi Bello. Oh mi Bello.
Por su amable atención, muchas gracias.
Bibliografía consultada:
Casa Nacional de las Letras de Andrés Bello. Andrés Bello
Vivo y Cercano. Caracas, 2011.
Grases. P. Estudios
Sobre Andrés Bello. Editorial Seix Barral, tomo 1. Barcelona, 1981.
J. R. Izquierdo. Miguel de Cervantes y Andrés Bello, colosos
de la Lengua Castellana. Alfa Impresores C. A. Caracas, 2007.
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