miércoles, 9 de julio de 2014

QUINTA ENTREGA, ENSAYO CRÍTICO SOBRE LA PAZ



Escrito por:
Teniente Coronel Edgar Alejandro Lugo Pereira
Especialista en Historia Militar

QUINTA ENTREGA

 …“La ansiedad es un miedo generalizado, irracional, no dirigido al blanco adecuado. La ansiedad es más común que la agresividad. La gente se avergüenza de ella, el orgullo intenta encubrirla, en efecto el código ético premia el coraje y la confianza en sí. Las causas de la ansiedad pueden ser distintas: una infancia llena de hostilidad hacia los padres, la inseguridad económica, la falta de status o de prestigio” …

 Ahora bien, de acuerdo como se percibe la amenaza, el hombre utiliza la agresión física y psicológica para combatir el supuesto mal que le presiona, llegando incluso a materializar la acción mediante la eliminación de su oponente, desembocando la violencia entre las partes, muchas veces sin un motivo realmente contundente para evitarla, convirtiéndose en una reacción de simpatía que activa de forma inmediata un estado de conflicto lo que trae como consecuencia la cancelación de la paz.

Un ejemplo dramático fue lo ocurrido en abril de 1994 en la República de Rwanda, cuando los hutus masacraron a sus rivales tutsis para  controlar el poder político de su nación, entre otras causas.
Aproximadamente un millón de personas fueron aniquiladas sistemáticamente (hombres, mujeres y niños) bajo la observación complaciente de la comunidad internacional, siendo una causa histórica de tanta barbarie, el proceso de segregación impuesto por el Reino de Bélgica, cuando  colonizaron este territorio africano que estaba bajo control del Imperio Alemán durante la I Guerra Mundial, hasta la independencia ruandesa de los Belgas en 1962.

Por consiguiente hay que creer y convencerse, que el primer valor y plataforma fundamental para conseguir la paz en el plano de las relaciones internacionales, sin duda es el respeto a disentir de una posición u otra; sin importar sus consecuencias, hay que sumar mucha consideración y el aprecio por las personas y su dignidad humana. Lo sucedido en Rwanda en 1994, y en otros escenarios internacionales, debe de llenarnos de reflexión, cuando empujamos a un conglomerado humano hacia la frontera del ostracismo y la denigración de la vida, estamos condenando a la paz a una muerte segura.

En el plano de las relaciones humanas, la paz posee un lugar verdaderamente importante en la vida misma, los valores de respeto, aprecio y consideración, son condiciones mínimas para que se mantenga frondosa la buena voluntad de los hombres desarrollando con esto, un ambiente propicio para que la paz en todos sus alcances pueda prevalecer sobre el fenómeno recalcitrante de la guerra.
Hay que crear las condiciones mínimas para que la buena voluntad de los hombres prevalezca, sobre el comportamiento violento y extremista que trata de justificar siempre los hechos perversos con que se daña el equilibrio social de una comunidad.

No hay derecho que estas conductas propias de grupos de poder desequilibrados en sus actuaciones políticas y financieras, destruyan la paz de los pueblos para satisfacer intereses que solo están dirigidos hacia un objetivo fundamental; imponer el ejercicio de la dominación absoluta.
Los hombres y mujeres que dirigen estos centros de poder, nunca han puesto en ejercicio el poder de la paz, ¿Por qué?

La respuesta consiste en que la paz no es comercial, no vende y por consiguiente no genera dividendos, pero la guerra es el fenómeno comercial más rentable que ha descubierto el hombre y por lo tanto, se puede adaptar a los requerimientos de épocas, pensamientos políticos, corrientes religiosas y económicas y su resultado claro es: La acumulación indiscriminada de riquezas sobre los cadáveres de sociedades mutiladas física y mentalmente por generaciones, las cuales invariablemente cultivarán la sed de revancha. La historiografía está repleta de hechos bien documentados que narran estas vicisitudes.

Es realmente curioso y llama la atención, cuando dos o más sociedades no están en paz, rompen relaciones en diferentes ámbitos del quehacer humano, sin embargo muy raras veces materializan hechos violentos que las lleven a una situación de beligerancia y por ende a la guerra. Pero cuando el respeto es el que se pierde, automáticamente entran en una espiral de violencia sistemática que no se detendrá, hasta que sea irreversible la búsqueda de la paz.

Continuará...

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