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ENSAYO CRÍTICO
SOBRE LA PAZ
Teniente Coronel Edgar Alejandro Lugo Pereira
Especialista en Historia Militar
CUARTA ENTREGA
…“Paz es la máxima integración del ser humano
en sus relaciones personales y sociales. Desde la antigüedad este concepto es
tema de especulación filosófica y objeto de la esperanza religiosa de
salvación”[1]…
Sin embargo
existe mucha gente que no se preocupa ni les interesa construir y vivir en paz;
de hecho, son ellos incluso los enemigos de la paz. Constructores y
protagonistas de una industria de la anti-paz, viven de la guerra, del odio, la
violencia, la carrera armamentista, protagonista de la cultura de la muerte,
boicoteando y derrumbando cualquier esfuerzo en pro de la paz.
Pero no por
ello pierde valor la paz; al contrario, esta máxima de los hombres de buena
voluntad, adquiere una aspiración mayor tanto en lo personal como en lo social,
y es allí donde la paz encuentra su atalaya, la justicia social generadora del
bien común.
Desde el punto
de vista sociológico, una sociedad que manifiesta un comportamiento
equilibrado, transparenta felicidad, cuando se observa en los pueblos
tranquilidad y sosiego, su conducta refleja su orden interior, el cual podemos
denominar precisamente: un estado de paz.
Por el
contrario cuando una sociedad esta desequilibrada observa un desorden interior,
generando falta de armonía que es causa aparente de estar en pie de guerra
contra otras personas, acompañada de niveles de agresividad que varían según
los estímulos negativos presentes en su entorno, esto puede ser visto desde la
actitud individual, hasta la colectiva y puede ser medible y cuantificable
estadísticamente; de hecho, la importancia del control estadístico de una
sociedad permite conducir de manera efectiva el ejercicio de las políticas en
las diferentes áreas, y su fin es: reducir los impactos negativos que generan
las incertidumbres con las que se someten diariamente a un conglomerado humano.
La ansiedad es
el estado último de la angustia existencial y el ariete con que se derrumba la
paz, siendo el caso más severo la perdida de la paz interior individual, y
cuando esta se suma a otros en un colectivo, de inmediato aparece la negación
de la esperanza y por ende, la pérdida absoluta de la paz. Con esto ya se tiene
el abono necesario para que irrumpa en el escenario, los estados de
beligerancia propios de las sociedades en conflicto.
… “Angustia es un sentimiento de inquietud por
un mal que se aproxima. Aunque en general está orientada a un objeto, no
obstante puede surgir sin presencia de ningún objeto desde su base
físico-psíquica. Mientras que la agresión mueve al hombre a combatir un mal, la
angustia incita a eludir el mal o huir de él. Cuando eso es imposible, la
angustia con frecuencia se trueca en agresión… La angustia no solo se refiere a
un mal material, sino también a la amenaza de valores espirituales y del
sentido de la existencia humana”[2]…
¿Es qué acaso hasta el miedo puede perturbar la paz del
hombre? Por lo visto sí. Aunque el miedo necesita una percepción cuidadosa de
la fuente de donde proviene, resulta cierto, que la fuente aun siendo conocida,
la persona no la pueda controlar. Un ejemplo clásico es el caso de un hijo, que
a conciencia ha hecho algo malo y súbitamente aparece el padre, de inmediato el
miedo se hace presente.
…“Yahveh.
Dios, llamó al hombre y le dijo: ¿Dónde estás? Este contestó: Te oí andar por
el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me escondí”[3]…
Resulta
cierto que el hombre a conciencia, sabe discernir cuando ha perdido su orden
interior; su estado de paz y como resultado la sociedad también, ya que forma
una parte del todo, convirtiéndose en un absoluto del cual no se puede
disgregar, apareciendo otro elemento negativo que atenta contra la paz y está
representada en la palabra ansiedad.
Continuará...
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