jueves, 20 de junio de 2013


“ESTUDIO  DE  LA  GUERRA DEL PELOPONESO”

Texto  elaborado  por:

 Tcnel  Edgar  Alejandro  Lugo  Pereira 
 Magister Scientarium  en  Historia  Militar


Marco conceptual:

Para describir los hechos ocurridos durante la Guerra del Peloponeso, hay que trazar necesariamente líneas de tiempo de los acontecimientos que se precipitaban con gran rapidez, nacimiento de alianzas o ruptura de ellas, idiosincrasia, castas sociales, ambiciones personales, o de grupos de poder e incluso, la intervención de la divina providencia a través de la religión y sus múltiples representaciones, hacen compleja la comprensión histórica de las causas, efectos y consecuencias de este choque de sociedades muy parecidas entre sí, pero al mismo tiempo distanciadas por sus valores e identidades nacionales las cuales darían molde al mundo futuro que se fraguaría en la olla mediterránea:

 “…Esparta cuya aristocracia terrateniente miraba con hostilidad la potencia militar y económica de la democrática Atenas, se lanzó sobre su rival[1]…”

 Estas líneas de tiempo, nos dan una clara comprensión del desarrollo del conflicto peloponense sin embargo, hay que abordar desde una perspectiva distinta, la interioridad de los conflictos humanos, acercando la complejidad histórica de la cosmovisión humana otorgada por los historiadores que narran y describen  estos eventos, muchas veces plasmados, no en el momento de los acontecimientos, sino a través de la recolección de trozos de los eventos mucho tiempo después, contaminados e interpretados por la política y los grupos de poder que la detentan, con la finalidad de conducir las voluntades hacia un destino manifiesto, otorgado convenientemente por la divinidad que, y no es casual, ni tampoco cuestión del azar, es creada  por los seres humanos, para justificar de una u otra manera la razón de dominación y a su vez, plantar profundamente la semilla en la razón de los dominados.

Desarrollo de los eventos históricos:

El conflicto peloponense se produce debido principalmente al recelo que la Ciudad Estado de Esparta con su totalitarismo militar, tenía en contra del crecimiento vertiginoso de su rival Atenas, quien estableció la democracia como hilo conductor del manejo de sus decisiones políticas, sociales y económicas, lo que traería como consecuencia la atracción de muchas ciudades estado del Egéo, e incluso de territorios tan lejanos como Egipto a su área de influencia, quienes deseaban tener esa representación para regir sus destinos, siendo  el año de 464 AC, el punto de quiebre y exacerbación de los sentimientos nacionalistas que poco tiempo después llevarían a la confrontación política, económica y militar entre ambas ciudades griegas arrastrando tras de sí a sus aliados.

  La decisión de Pericles, (conductor de la Liga del Peloponeso) bajo su liderazgo, había tenido un sostenido crecimiento económico producto de un amplio periodo de paz y de equilibrio político con sus vecinos Griegos y Persas. Cuando asumió la posición de proteger a la ciudad egipcia de Menfis, después del alzamiento en contra de los Persas al ser asesinado el Rey Jerjes en el 464 AC. La crisis política se acentuó debido principalmente, que la clase democrática de la ciudad egipcia deseaba establecer los partidos políticos y por ende un gobierno democrático, esto generó simpatía por parte de los atenienses, quienes de inmediato enviaron una fuerza expedicionaria para combatir a los persas que en represalia por tanta osadía, ocuparon la ciudad.

Al ser expulsados los persas de la ciudad en 459 AC, los espartanos vieron una oportunidad de atacar a los atenienses quienes se encontraban parcialmente desguarnecidos, por lo que Pericles, ordenaría el regreso de la fuerza expedicionaria a Atenas para su protección. Esta acción ofensiva por parte de Esparta, puso en jaque a la liga ateniense llevándola casi a su absoluta destrucción.

“…Pericles salvó la situación centralizando la liga bajo la autoridad de Atenas y haciendo del sentimiento democrático, a falta de patriotismo griego la trabazón de la alianza[2]…”

Posición espartana:

Podemos inferir como línea histórica, la consumación de una intención política por parte de los espartanos quienes, y debido a su posición netamente territorial, consideraron una amenaza creciente el amplio despliegue de las capacidades de la flota ateniense, la cual podía interferir con los objetivos nacionales propuestos para mantener su autonomía e independencia, esto generaría el catalizador inicial para desarrollar progresivamente el clima de conflictividad que acarrearía inevitablemente a la formación del estado de beligerancia que se extendería por casi 60 años.

Posición ateniense:

El poder ateniense acarició siempre la idea de doblegar el espíritu indomable de los espartanos, que basaban el manejo de su sociedad, en un sistema castrense de vida, teniendo dominio de grandes extensiones territoriales y las voluntades  y compromisos de sus aliados, lo que podía constituirse en una amenaza que iría en contra del dominio marítimo de la polis, siendo demostrada esta debilidad claramente en el 459 AC.

Observando el aporte que nos otorga esta conflagración para el análisis histórico, podemos observar desde una posición muy clásica la descripción del evento que motorizaría la escalada del conflicto que está representado y caracterizado por el enfrentamiento entre los terratenientes espartanos y los atenienses con dominio del mar, dos modos de producción distintos, dos visiones del mundo diferentes, dos antagonismos irreconciliables.

Descripción de los comportamientos psíquicos:

Analizando este aspecto fundamental, podemos observar que por primera vez, se toma en cuenta un aspecto poco referido en las investigaciones históricas que constituyen la interpretación de las lecturas psicológicas de los lideres que representan a sus sociedades y por ende, dando el resultado del comportamiento global de sus integrantes, que a la postre marcará el destino de estas últimas y su huella imperecedera en la historia.

Tucidides se refiere a Pericles de la siguiente manera:

“…El estado democrático debe esforzarse por servir al mayor número de ciudadanos; debe procurar la igualdad de todos ante la ley; debe conseguir que la libertad de los ciudadanos dimane de la libertad pública; debe acudir en socorro del débil y dar el primer puesto al mérito[3]…”

Hay que sistematizar el estudio de la guerra en base a las intenciones de sus líderes y/o conductores. En el conflicto peloponense, se pueden mostrar los resultados a lo largo de una segunda línea de tiempo donde se constituyen indefectiblemente como fenómeno humano, el hecho de tomar decisiones que afectarían positiva o negativamente, el curso de los acontecimientos, responsabilidad que recaería únicamente en los liderazgos comprometidos, tanto por la causa espartana y ateniense.

Los líderes en cada uno de los aspectos estudiados dentro del desarrollo del conflicto peloponense, el cual primeramente abarcó casi tres generaciones, decidieron por la mayoría de sus conciudadanos atenienses y espartanos continuar y mantener el esfuerzo de la guerra, arrastrando consigo a otras sociedades que plegadas o no hacia determinado interés ya sea económico, político, religioso o militar y llevados por ambiciones de poder edulcoradas con primitivos rasgos nacionalistas, acabaron por hundir definitivamente el poderío de la Liga del Peloponeso.

Esto despejó el camino a nuevas y más modernas formas de representación política, ideológica y comercial, marcando la decadencia definitiva de la cultura Griega, Persa y Egipcia, permitiendo el ingreso a la historia de sociedades como los Macedonios, Etruscos y Cartagineses de donde surgirán los grandes imperios continentales como serian, el de Alejandro Magno, Aníbal Barca y en primer plano la República Romana, para luego dar paso, al Imperio Romano, que absorbería el resto de las culturas bajo el poderoso abrigo de la imposición y asimilación en lo político, económico, religioso y social.

Estableciendo una explicación:

La Guerra del Peloponeso fue el conflicto final de una sociedad marcada por diferencias políticas insalvables y sobre todo, el antagonismo de dos modos de producción que se enfrentarían para imponer su supremacía sobre el adversario, en la historia hay ejemplos dramáticos sobre este particular, pero este hecho histórico vas mas allá, es el Némesis entre una visión de vida frente a otra.

“…En 446 AC, otro acuerdo suscrito con Esparta repartía la hegemonía entre las dos ciudades: el Peloponeso para Esparta y el mar para Atenas[4]…”

Opiniones sobre la Guerra del Peloponeso:

De este suceso histórico del cual se hace referencia demuestra, que el liderazgo generado por los principales motivadores del conflicto como lo fueron en sus inicios Pericles en representación de la liberal Atenas, y el Rey Pleistoanax de Esparta en su posición más conservadora, condujeron desde el punto de vista doctrinario y defendiendo postulados en contraposición de su adversario, a la radicalización del conflicto, surgiendo eventos unos tras otros que erosionaron la solidez de la alianza peloponense, arrastrando a esta ultima a su desmembramiento, desaparición y posterior absorción por parte del Imperio Persa, que para ese momento se encontraba en su apogeo.

“…La hostilidad entre las dos potencias helénicas y entre los dos principios políticos opuestos, que ambas encarnaban, había de llegar tarde o temprano al choque violento  [5]...”

Los hechos:

En el conflicto peloponense, se pueden agrupar los hechos  a través  de la utilización de una línea de tiempo, debido fundamentalmente a lo extenso de los eventos y los escenarios involucrados, lo que nos permite establecer los ciclos con sus aperturas y cierres correspondientes esto es necesario hacerse, ya que ningún evento histórico acontecido en una época en particular, es un hecho aislado, todo está relacionado y ninguno puede analizarse sin estar vinculado con su entorno, personajes y sus decisiones que influenciaron las acciones humanas que precedieron las causas y por ende generaron sus respectivas consecuencias.

Hipótesis:

La Guerra del Peloponeso surgió en la época del clímax del desarrollismo griego, en el arte, ciencias, su historia, y en su madurez social; sin embargo, el mundo de las hipótesis nos indica que hay una forma cientista de analizar los comportamientos políticos que parten para la toma de decisiones que infieren acertada o erradamente en el destino los pueblos, generando las consecuencias desastrosas que para la sociedad griega la Guerra del Peloponeso significo. 
Sin duda se generarían formas de acción viables para dirigir el destino de los pueblos y alcanzar la consecución de los objetivos nacionales, facilitando el manejo de los hilos del poder, pero cuando estos hilos se rompen, la sociedad lamentablemente se fractura y surgen las posiciones irreconciliables, que tarde o temprano la arrastrarán hacia un clima de incertidumbre que conllevará indefectiblemente a la guerra.

La periodicidad de las guerras:

Está demostrado particularmente en este conflicto, que el estudio de la periodicidad es factor fundamental para lograr la comprensión de este vasto enfrentamiento que se extendió por más de 60 años, donde intervinieron múltiples actores, por lo que es necesario establecer marcos referenciales para obtener una adecuada información y recopilar la inteligencia necesaria, para vislumbrar las posibles amenazas y desarrollar las medidas preventivas para adelantarse a los acontecimientos y sus consecuencias.

“…La guerra, pues, no tenía decisión. Atenas había mantenido sin duda su poderío en toda su extensión, pero a costa de graves sacrificios; sus ciudadanos habían sido diezmados por la peste, el tesoro de guerra estaba en gran parte consumido[6]…”

Haciendo una observación detallada de esta confrontación con sus encuentros y desencuentros, se puede inferir una vez más a través de un evento social que en un tiempo determinado, estas tendencias hacia la destrucción del logro humano, fluctúan y entran en crisis su convivencia, marcadas por períodos de paz y períodos de guerra, poniendo en evidencia que las sociedades alternan sus crisis sin importar la abundancia o escases de recursos o vidas para desarrollar los primeros. Basta con que surja un elemento discordante de la paz para alcanzar la guerra.

                      …“El examen cronológico de éstas nos permite descubrir una periodicidad regular”…[7]  
               
Las sociedades y las guerras:

Las sociedades enfrentadas en este conflicto, compartían los mismos principios helénicos, sin embargo la comunidad espartana con su característica terrateniente, se encontraba atada a la tierra por principios de vida y por su modo de producción de riquezas.

 No vieron con buenos ojos que Atenas tratara de competir contra  Esparta, a pesar que eran aliadas y que lucharon juntas contra las pretensiones persas de subyugarlos, pero más pudo la necesidad de mantener el control del poder, que mantener el equilibrio de ese poder por intermedio de la negociación y la paz, lamentablemente dentro de la periodicidad de los estados de beligerancia, no pudieron dirimir sus diferencias a través de la diplomacia, procediendo a romper relaciones y desarrollar el enfrentamiento bélico con sus trágicas consecuencias.

“…Las simpatías de los estados griegos neutrales eran favorables a Esparta, cuya victoria había de traer la libertad a los súbditos de Atenas[8]…” 
          
  
Notas bibliográficas:

Bouthoul, Gastón. Tratado de Polemología. Ediciones Ejército. EME, PAG 747. Madrid 1984.
García, M. Historia Universal. Espasa-Calpe, S.A. tomo I. Pág. 144. Madrid1975.
García, M. Historia Universal. Espasa-Calpe, S.A. tomo I. Pág. 148. Madrid 1975.
García, M. Historia Universal. Espasa-Calpe, S.A. tomo I. Pág. 150. Madrid 1975.
Pirenne, J. Historia Universal. Editorial Cumbre,  tomo I.  Pág., 146. Méjico 1976.
Pirenne, J. Historia Universal. Editorial Cumbre,  tomo I.  Pág., 147. Méjico 1976.




[1] Pirenne J. Historia Universal. Editorial Cumbre,  tomo I, pág, 146. Méjico 1976.
[2] Pirenne J. Historia Universal. Editorial Cumbre,  tomo I, pág, 147. Méjico 1976.
 [3] Pirenne J. Historia Universal. Editorial Cumbre,  tomo I, pág, 146. Méjico 1976.
 [4] Pirenne J. Historia Universal. Editorial Cumbre,  tomo I, pág., 147. Méjico 1976.
 [5] García M. Historia Universal. Espasa-Calpe, S.A. tomo I,  Pág. 144. Madrid 1975.
 6 García M. Historia Universal. Espasa-Calpe, S.A. tomo I,  Pág. 150. Madrid 1975.
 7 García M. Historia Universal. Espasa-Calpe, S.A. tomo I,  Pág. 148. Madrid 1975.
 [8] Bouthoul. G. Tratado de Polemología. Ediciones Ejército. EME, PAG 747.   Madrid, 1984

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