miércoles, 11 de septiembre de 2013

Suerte que corrieron los heridos y enfermos de las Fuerzas Armadas Iraquíes durante la primera guerra contra Irak 1990-1991 (cuarta parte)




Escrito por:

Teniente Coronel Edgar Alejandro Lugo Pereira

Especialista en Historia Militar

Mientras las fuerzas Aliadas presentaron un parte de guerra que comprendía 79 muertos, 21 heridos, 45 desaparecidos y 9 prisioneros de guerra; las bajas estimadas de Irak se calcularon en el orden de los 80.000 a 100.000, efectivos militares de las cuales el mayor porcentaje fue causado por el persistente bombardeo aéreo durante los 43 días que duro esta guerra.

EI resultado fue inevitable, cuando la ofensiva terrestre comenzó a mediados de febrero, encontró mínima resistencia y rápidamente la coalición avanzó desde Arabia Saudita hasta el Río Éufrates. La magnitud de la victoria  en toda la campaña en general fue manifestada por la proporción increíble de elementos militares iraquíes hambrientos y desmoralizados que se rendían sin presentar batalla.

Bajo el derecho bélico la responsabilidad de proteger a los no combatientes en el teatro de la guerra, corresponde al atacante, al defensor y a los propios no combatientes, y de acuerdo a los usos generalmente aceptados, los no combatientes deben observar un grado razonable de precaución, alejándose de los objetivos u operaciones militares.

             “Una fuerza atacante no puede identificar específicamente como objetivos a no combatientes o bienes civiles, pero tampoco se permite que el defensor los coloque en zonas habitadas por civiles o cerca de objetos protegidos, para esconderlos o protegerlos contra el ataque.” [1]

Sin embargo el desconocimiento de estas normas por parte de los combatientes iraquíes al usar a civiles, bienes civiles y objetos culturales para proteger objetivos militares legítimos,  hacían incumplir sus obligaciones como signatario de los convenios de Ginebra, exponiendo a riesgos adicionales a sus propios ciudadanos, los bienes particulares de éstos y el patrimonio cultural de la civilización mundial. Situación muy bien aprovechada por las fuerzas estadounidenses al dar como justificado, el saqueo del patrimonio cultural iraquí, cometido alevosa e irresponsablemente por los comandantes de las unidades de maniobra, quienes en sus trenes logísticos enviaban a la zona de retaguardia cuantiosos tesoros que en la actualidad reposan en depósitos en territorio de la unión y en manos de agentes privados para agenciar criminalmente su subastas a coleccionistas interesados en poseerlas. Se le exigió al gobierno iraquí por parte de las fuerzas de la coalición, tomar medidas para aislar a los civiles de los objetivos militares. Desgraciadamente esto no ocurrió y los daños materiales y pérdidas humanas se incrementaron exponencialmente.

            “Las infracciones graves a las que se refiere el artículo anterior son las que implican uno cualquiera de los actos siguientes, si se cometen contra personas o bienes protegidos por el Convenio: el homicidio intencional, la tortura o los tratos inhumanos, incluidos los experimentos biológicos, el hecho de causar deliberadamente grandes sufrimientos o de atentar gravemente contra la integridad física o la salud, la destrucción y la apropiación de bienes, no justificada por necesidades militares y efectuadas a gran escala, ilícita y arbitrariamente”[2].

En la operación Tormenta del Desierto hubo poco respeto por las leyes humanitarias internacionales, incluso se obviaron las Convenciones de Ginebra de 1949. La infraestructura civil fue bombardeada y las denuncias por parte de la Media Luna Roja no se hicieron esperar, en conjunto con las ONG’s, acusando al gobierno estadounidense de usar deliberadamente todo su poderío militar contra la infraestructura civil de Irak, especialmente al sistema de tratamiento de aguas, con el propósito manifiesto de distorsionar la vida civil en todo el país.

Hay más pruebas señalando a las fuerzas de la coalición de violar los derechos humanos. Apuntar contra la población civil y usar bombas de dispersión constituyen claras violaciones a las Convenciones, aunque para esa fecha no existía prohibición de este tipo de munición, en 2008 se presentó ante el CICR y los países miembros de la ONU, una convención sobre el uso de estas municiones, que de ser aprobadas, eliminarían del arsenal la fabricación, tenencia y uso de las mencionadas. El número de civiles muertos producto del uso indiscriminado por parte de la coalición de estos artefactos explosivos, podría ser del orden de miles. Sin embargo, debido al control que ejercieron los países de la coalición sobre los medios de comunicación y sus informaciones,  no se podrán conocer estas realidades por un largo periodo de tiempo, hasta que los responsables directos de tanta ignominia hayan dejado de existir.

Por lo tanto, no debería sorprender que, en los preparativos para una situación de este tipo, el gobierno de Bush en su momento histórico haya influenciado a la Corte Penal Internacional con gran determinación antes de que ésta comenzara su tarea de juzgar a los acusados de cometer crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, como ya sucedió con el juzgamiento y ejecución de Saddam Hussein y muchos de sus ministros y colaboradores.

¿Cómo se podrá comprobar desde el punto de vista del Derecho Internacional Humanitario, los convenios y sus protocolos, que de alguna manera se respetó el derecho de los ex combatientes y población civil durante el desarrollo del conflicto armado?

 

Continuará…

 



[1] Los artículos 13 al 26 del convenio GC contenían las disposiciones que protegen a toda la población civil. Los artículos 27 al 149 del GC reglamentan el trato de los civiles protegidos. Más específicamente, el artículo Z8 del GC dispone que un civil "no puede ser utilizado para inmunizar determinados lugares o zonas contra las operaciones militares." Irak, por ser signatario de los convenios de Ginebra, tenía la obligación de respetar esta norma. 
[2] Capitulo IX, Artículo 50. Infracciones graves del I Convenio de Ginebra.

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